El sector financiero hace desde hace tiempo enormes esfuerzos para trasladar sus operaciones hacia las plataformas electrónicas, a fin de subsanar las constantes demandas por nuevas tecnologías. A pesar de ello, deben enfrentar un factor que se sumó a toda la practicidad y la velocidad de los sistemas electrónicos bancarios: la preocupación por la seguridad de la TI. En 2015 las noticias dieron cuenta de que un grupo internacional de ladrones de bancos digitales que hackearon cuentas bancarias y forcejearon cajeros (ATM) lograron robar en dos años cerca de $1,000 millones de dólares de 100 bancos en varios países.
Conscientes de la importancia de mantener la confiabilidad, los bancos invierten todos los años millones de dólares en sistemas de seguridad física y electrónica para garantizar la seguridad y la estabilidad de los servicios. De la misma forma, nuevas asociaciones comerciales con gobiernos, la policía y el Poder Judicial están siempre renovando los patrones de protección.
Desde hace años, sobre todo en el sector B2B, las instituciones financieras efectúan transacciones electrónicas a nivel mundial. En los bancos minoristas la realidad es la misma; incluso hasta bancos menores en comunidades locales ya atienden más clientes mediante el banco online que en la institución bancaria misma.
Esta migración transformó las operaciones: un scanner de virus en funcionamiento es tan importante como un auto blindado, y un sitio web con alto desempeño, disponible las 24 horas, es más prioritario que el acceso a la agencia bancaria local. Incluso en este escenario «virtual», los bancos están expuestos a muchos peligros: un asalto convencional a su centro de datos, desastres ―como un incendio o una inundación―, ataques cibernéticos ocasionados por virus y trojanos o pérdida de datos en copias de seguridad mal ejecutadas.
Si por un lado es necesario invertir en sistemas de seguridad para contener estos peligros, por otro es posible encontrar alternativas inteligentes para auxiliar a la prevención tanto de amenazas físicas como virtuales a través de la adopción de un software de monitoreo de redes.
Esta herramienta de monitoreo integrada al Data Center ofrece soporte de seguridad en tres niveles diferentes: el primero es el control de herramientas convencionales de seguridad, como la actualización de antivirus, funciones de firewall y la integridad de los datos de la copia de seguridad; el segundo cuenta con apoyo a la seguridad de TI, ya que el software puede detectar actividades no comunes causadas, por ejemplo, por tráfico de malware.
En el tercer nivel, la herramienta de monitoreo puede verificar el estado de los dispositivos físicos como cámaras de seguridad, sistemas clave y alarmas contra incendio. Un software de monitoreo de redes ofrece sensores que acompañan la actividad de todas las funciones citadas, ofreciendo informaciones completas para el control de la seguridad en todas las interfaces del banco.
Un banco con varias agencias, una red de cajeros (ATM) y servicios de Internet y Mobile Banking en crecimiento posee infraestructura distribuida en múltiples canales de atención a los clientes. Así, en vez de programar instalaciones complejas en cada localidad, las sondas remotas de la herramienta de monitoreo recopilan localmente los datos de las agencias y los cajeros y los envían hacia el control central, donde son almacenados, analizados y visualizados.
En caso de tener que migrar a los medios electrónicos con el propósito de garantizar la agilidad y la disponibilidad de los servicios, nada más coherente que utilizar tecnologías para auxiliar a esa transición. Cada vez más, las operaciones del banco son realizadas remotamente, lo que hace vital mantener la disponibilidad y el desempeño. En este contexto, el monitoreo de redes unificado actúa como un sistema de vigilancia electrónica capaz de contribuir a la seguridad.
