Tendencias de las que solíamos hablar, suceden ahora

Muchas de las transformaciones que se discutieron en la industria de los centros de datos en los últimos años, ya son una realidad. Lo que antes era sólo una tendencia, ahora se observa en la práctica. La expectativa es que estos movimientos se consoliden aún más y nos conduzcan hacia una nueva era de conectividad, de la cual América Latina no se quedará al margen.

Uno de los desarrollos más importantes es la evolución continua del cableado óptico a una base de 8 fibras. Cuando la demanda de flujo de datos y las máquinas conectadas comenzaron a aumentar, se empleaban tubos de 12 fibras (o base-12) para brindar más eficiencia y velocidad a los procesos. Sin embargo, este crecimiento tuvo desafíos: en vista a los cambios disponibles, mientras que estos tubos encajaban perfectamente en las bases de fibra paralela de 12 o 24, era difícil instalarlos en los sistemas base-20. Esto obligaba a los usuarios a borrar algunas fibras, lo que generaba pérdidas financieras y mitigación.

Esto se abordó con la llegada de las arquitecturas base-8, adaptadas a protocolos de hasta 100 GB, las que hoy consideramos como las más rápidas del mercado, pero que también están listas para adaptarse a las futuras tecnologías que podrían alcanzar los 400 GB. Al instalar estas nuevas soluciones, los centros de datos no sólo optimizan los sistemas existentes (emplean el 100% de las fibras, aumentan la densidad y reducen el espacio físico y la atenuación), sino que se preparan para las demandas de las próximas décadas. Después de todo, la necesidad de almacenar más y más datos no deja de crecer.

En retrospectiva, cuando se introdujo IT (Tecnología de la Información) en las empresas, los centros de procesamiento de datos atendían sectores como recursos humanos y nóminas. Luego, se trasladó al área comercial y entró en producción con herramientas de planificación de recursos empresariales, como ERP (por sus siglas en inglés Enterprise Resource Planning), gerentes de fábrica y otro softwares de ejecución. Ahora, estamos en un nuevo momento. La tecnología trabaja progresivamente con información y datos en un volumen que hace que el procesamiento interno sea muy pesado.

El contexto requiere cada vez más centros de datos externos fundamentales, otra tendencia observada en el pasado que ya se consolidó. Estos son centros de datos de prestación de servicios, subcontratados, que son muy ventajosos en varios casos. La colocación -cuando las empresas contratan áreas de centros de datos para instalar sus equipos y utilizan estructuras que podrían ser muy costosas de mantener (factores como el espacio y la refrigeración, entre otros)- creció y seguirá de esta manera.

Además de esta profesionalización, también notamos la multiplicación de los centros de datos debido a la importancia de la proximidad. Cuando surgieron estos centros, a menudo vimos casos de operaciones remotas: por ejemplo, los datos brasileños almacenados en la India. Esto todavía ocurre, con menor frecuencia. El aumento de las aplicaciones en línea y la necesidad de evitar problemas de latencia significan que las conexiones no pueden ir y venir, o retrasarse. Puede ser una fracción de segundo en la operación, pero eso hace toda la diferencia en estos días, lo que lleva a los clientes a elegir centros de datos más cercanos.

Otra tendencia es la gran red de centros de datos que se expanden a varias regiones del planeta y compran a los pequeños y medianos. La tecnología llega más rápido para todos, sin importar dónde se produzca. En poco tiempo, lo que aparece en Japón o Estados Unidos, llega a los mercados latinoamericanos.

Y al hablar de nuestra región, nos encontramos con que somos maduros en el mercado de centros de datos y operamos con polos estructurados. En Brasil, la región de Campinas tiene una gran concentración, aprovecha la proximidad a la metrópolis que es San Pablo y su fortaleza económica. En la Argentina, Colombia y México, los centros más grandes están cerca de las capitales: Buenos Aires, Bogotá y Ciudad de México, respectivamente. Todos los gobiernos vieron la importancia de atraer a los centros de datos, y observamos que la velocidad aumenta constantemente. Afortunadamente, estas son tendencias sin retorno y que ya son realidad.

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