Blockchain ya no es ‘el nuevo de la clase’. Su potencial va más allá de las criptodivisas. La extensión de su uso ha sido ya suficientemente expuesta: esta tecnología permite a los consumidores hacer pagos transfronterizos sin necesidad de bancos, con ella las empresas de logística cuentan con una visión continua sobre la ubicación de sus suministros y los músicos pueden estar seguros de que se les paguen las regalías correspondientes, por mencionar sólo unos ejemplos.
Todo esto es muy emocionante, pero blockchain también ofrece ventajas importantes en una de las funciones clave de cualquier organización: el almacenamiento de datos. En la actualidad, con frecuencia pensamos que las opciones de almacenamiento son on-premise, en la nube o en un centro de datos. No obstante, con blockchain será posible crear un almacenamiento seguro y descentralizado: un mercado de almacenamiento.
Es poco habitual contar exactamente con la cantidad de almacenamiento necesaria en un momento dado. Las empresas en crecimiento a menudo requieren adquirir más capacidad, mientras que los proveedores de almacenamiento pueden experimentar el problema opuesto. La mayoría de los centros de datos (e incluso negocios y consumidores individuales) disponen de cierta capacidad de almacenamiento que no se usa, si bien los avances en virtualización y almacenamiento han mejorado de forma dramática la eficiencia. Hoy en día, esta gran capacidad es desperdiciada, pero las empresas podrían vender o comprar la capacidad excedente en un mercado de almacenamiento.
Sería como las compañías eléctricas, que constantemente se compran y venden la electricidad unas a otras para hacer frente a la oferta y demanda, sea para suplir carencias o para monetizar el insumo sobrante. Al principio había pocos centros principales de distribución de electricidad, pero hoy participa toda una gama de proveedores a nivel local y nacional. El usuario final no tiene idea de dónde proviene la electricidad, sólo que puede encender la luz.
Un mercado de almacenamiento operaría exactamente bajo los mismos principios: una red de almacenamiento comunitario conformada tanto por proveedores como por clientes, sustentada por blockchain. Aquellas empresas con más capacidad de la que requieren actuarían como proveedores para las que necesiten almacenamiento local. Cuando estos proveedores deban recuperar esa capacidad sobrante para su propio uso, blockchain permitiría una transición sin interrupciones de los datos de esos clientes a la ubicación más adecuada, con base en acuerdos de rendimiento, políticas y niveles de servicio. Este podría ser un nuevo modelo de almacenamiento distribuido.
¿Por qué no sólo usar la nube? La idea de un almacenamiento flexible ciertamente no es nueva, y muchas empresas ya emplean proveedores de nube para flexibilizar su almacenamiento de arriba a abajo. Dado el tamaño y escala de la nube pública, es lógico preguntarse para qué querríamos usar el modelo distribuido si tenemos esta opción.
No obstante, hay una serie de importantes limitaciones en la nube, tales como el ancho de banda y la latencia o velocidad real del servicio. Si bien la nube pública a híper-escala resulta útil cuando el ancho de banda o la latencia no son factores importantes, éstos pueden suponer limitaciones de peso. Además, los proveedores de servicios en la nube no son inmunes a factores como cortes de energía y agentes maliciosos, que podrían impactar de forma severa al negocio.
Por el contrario, con el modelo de almacenamiento distribuido el ancho de banda y la latencia dejan de ser un problema. Los negocios nunca se quedarían sin capacidad, pues podrían contratarla de la que sobra a su alrededor. Mientras tanto, las empresas que cuentan con capacidad sobrante pueden rentabilizarla. Esta comercialización del espacio en disco permitirá a las empresas operar de forma más eficiente, con un claro retorno de sus inversiones de almacenamiento.
Blockchain es fundamental para la seguridad de este modelo distribuido y para las propias operaciones del mercado, dado que es la que garantiza el registro de cada acción a medida que los datos se segmentan y distribuyen por la red. La cadena asegura que nada tenga lugar fuera del libro de contabilidad conocido, creando inmutabilidad, lo que elimina de forma eficaz cualquier punto ciego. Blockchain también permite una disponibilidad mejorada, al asegurar que cada vez que se quiera recuperar almacenamiento, los datos que hasta entonces estaban ahí se copiarán en otra parte.
Finalmente, blockchain demuestra que hay un contrato entre el propietario de los datos y el proveedor del almacenamiento, así como la existencia de los datos en cuestión. Al brindar pruebas claras de las transacciones, blockchain elimina la necesidad de que las empresas registren de forma manual los intercambios, lo que es mucho más cómodo y genera mayor confianza en el sistema.
Un mercado de almacenamiento de datos parece la progresión natural en un mundo que se ha mercantilizado masivamente con la llegada de la nube. Pero adoptar un nuevo modelo distribuido claramente requerirá de un cambio significativo en la mentalidad de las organizaciones. Desde hace tiempo, existe la idea de que, para ser confiables, los datos deben almacenarse de manera centralizada. Hoy en día, los datos son el activo más valioso de las empresas, lo que hace que su seguridad y privacidad sean preocupaciones graves. Por ello, tomará tiempo cambiar esta idea.
Con todo, hay oportunidades increíbles para quienes estén dispuestos a aceptar el cambio. El almacenamiento distribuido puede generar redes más rápidas, reducir la latencia y aportar mayor eficiencia. Incluso existe la oportunidad de aprovechar fuentes de ingresos que hasta ahora no se han explotado. No estamos tan alejados de este modelo de mercado, dado que la tecnología que se necesita ya existe. Blockchain está presentando un nuevo paradigma de almacenamiento y será fascinante ver qué organizaciones lo adoptarán.