Las nuevas fronteras de la IA y machine learning
Cuando hablamos de IA, para nadie es un tema nuevo. Es más, como concepto, fue acuñado hace 60 años, y antes de poder observar sus aplicaciones en la vida real, ya teníamos noción de su alcance, impacto y desafíos, en la novela futurista Yo Robot de Isaac Asimov.
Sin embargo, de 2020 y en adelante, seremos testigos de un nuevo nivel en lo que respecta al perfeccionamiento de la IA. En esta etapa, el desarrollo del Machine Learning y el Deep Learning permitirá desplegar el nuevo potencial de la IA en diversas industrias.
Un área en la que veremos avances sustanciales gracias a la IA y su evolución en la capacidad de aprender es en los vehículos de conducción autónoma. Los vehículos ya no sólo reaccionarán a través de sus sensores, donde los mayores avances vistos a la fecha se referían a aumentar su cantidad y sensibilidad. Ahora, la acumulación de datos que realizará el vehículo le permitirá analizar en tiempo real y predecir los comportamientos de los demás móviles, sean estos autónomos o conducidos por personas, y así reaccionar en forma eficiente según la necesidad.
Otra disciplina que se verá beneficiada con el auge de la Inteligencia Artificial será la medicina. Gracias a la analítica de datos y el aprendizaje automático y profundo, será posible desarrollar fármacos y moléculas a un menor costo, ya que el flujo de producción verá eficiencias notables en lo que respecta al periodo de investigación y a los ensayos clínicos.
Además, el procesamiento prácticamente automático de grandes cantidades de datos permitirá entregar diagnósticos médicos más precisos, especialmente en el caso de las llamadas ‘enfermedades raras’, esas que tienen incidencias mínimas en la población, como un caso por varios millones de habitantes. También podremos conocer cómo se llegó a ese diagnóstico, y cuál es el procedimiento más adecuado para su tratamiento. Sin duda, los médicos se verán muy beneficiados con este avance, pero más aún lo serán los pacientes.
Finalmente, el último gran avance al que me referiré y que experimentaremos en esta nueva década está relacionado a la IA Conversacional. Asistentes como Siri, Cortana o Alexa ya lo hacen bastante bien en lo que se refiere a eficacia y tiempo de respuesta. No obstante, el próximo paso es hacia un lenguaje natural, a generar una conversación en la que sea difícil distinguir si se está hablando con un humano, o un robot.
Para ello, el porcentaje de acierto se acercará a 100%, o fallará por tan solo algunos decimales, lo que significa que, por cada 100 palabras, el asistente fallará en una, o menos. De esta forma, en vez de tener que adaptar nuestras expresiones a ellos, serán ellos los que se adecuarán a nuestra forma de hablar, lo que implica inflexiones de voz, tonos, matices, modismos, sarcasmos, ironías, e incluso, leves cambios que denotan cuando mentimos o estamos nerviosos.
Y la innovación no solo alcanzará al lenguaje oral, sino que veremos aplicaciones avanzadas en materia escrita. Los nuevos dispositivos conversacionales podrán, además de realizar comentarios coherentes, inteligentes, hasta creativos, contarán con la capacidad de escribir incluso historias extensas. Pronto estaremos leyendo una novela, y por qué no una saga, escrita por un robot. Tal vez no gane un Nobel de Literatura, ¿o no en esta década?
La computación cuántica, con qubits y un potencial de procesamiento de datos millones de veces más rápido que lo tradicional, ya es una realidad, y es cosa de tiempo para comenzar a ver sus aplicaciones en la vida cotidiana. Cuando llegue ese momento, tendremos que nuevamente expandir nuestros límites, ahora hacia fronteras digitales y tecnológicas insospechadas.