Hacktivismo: alto riesgo para la ciberseguridad

Los ciberdelincuentes están aprovechando los estallidos sociales. No solo se ve en América Latina, también en Medio Oriente y Hong Kong. Por un lado, se filtran informaciones relevantes para apoyar ciertas causas y manipular a la opinión pública; también para engañarla y robar a través de cuentas falsas, malware para robar contraseñas, etc. Por otro lado, se aprovecha la contingencia para distraer, engañar y finalmente, obtener lo que se busca, ya sean datos, dinero o causar algún otro daño.

Los hacktivistas, como se les llama a estos ciberdelincuentes,  han tenido una participación importante en las movilizaciones sociales en los distintos países de América Latina, con hacktivistas nacionales y de otros países que buscan influir en las políticas internas. En Chile, hubo alto impacto en redes sociales con hacktivistas de Venezuela, Argentina y países de otros continentes. Otro ejemplo es el caso Pacoleaks, en el cual se filtró más de seis gigas de información sobre documentos y actas internas de Carabineros para afectar la imagen pública de la policía chilena y a su vez afectar el gobierno, con el objetivo de potenciar la movilización social.

Phineas Fisher es  el hacktivista  que se atribuyó la filtración de datos del Banco Nacional de las Islas Caimán y señaló: ‘El hacking informático es una herramienta poderosa para combatir la desigualdad económica’… Lo concreto es que el hacktivismo está activo y es de altísimo riesgo para la ciberseguridad. Esto, porque es muy mediático  y masivo  y su impacto puede ser insospechado a todo nivel.

Ciertamente, dependiendo de los contextos, el hacktivismo resurge cada vez con más ímpetu, ya sea a través de colectivos, como Anonymous, o grupos organizados, como los Chalecos Amarillos, o simplemente usuarios anónimos. Independiente de lo anterior, es una amenaza latente.

Lo preocupante es que, además, hemos comprobado vulnerabilidades en distintos sistemas de instituciones públicas y privadas que no han dado prioridad a ciberseguridad, disponiendo de brechas importantes en sus plataformas por falta de inversiones, falta de tecnologías de protección, desarrollos de software inseguros, falta de políticas de seguridad y baja preparación y actualización de los especialistas a cargo del tema.

El avance de la tecnología, aumento de uso de redes sociales, conflictos entre países y la globalización han ocasionado un importante incremento en ciberataques, los cuales cada vez son más sofisticados. El acceso a la información en línea, redes sociales y medios de comunicaciones  los hace mucho más visibles. Sin duda, la mayor conectividad  y ubicuidad los incrementan.

Sin duda habrá más ataques por parte de hacktivistas, porque los movimientos sociales están activos y su brazo digital, seguramente, también. En ese contexto, tanto personas como empresas y organismos públicos y privados deben estar atentos, informarse, capacitarse e implementar medidas de mitigación y prevención ante posibles ataques, tanto en su vida cotidiana, como en sus lugares de trabajo, sobre todo en lo que tiene que ver con sus accesos y navegación por internet y el resguardo de su información. Los ciberdelicuentes no descansan y no tienen límites.

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