Ante los vaivenes sociales, económicos y medioambientales en los que estamos inmersos, es imposible no cuestionarse acerca del futuro, el cual puede ser brillante si se aprovechan las nuevas tecnologías disponibles para optimizar y mejorar la calidad de vida de las personas. En todo ámbito, ya sea en lo cotidiano, en lo laboral, en el área educativa, en la de la salud, en lo social.
Así, ya es posible ver ciudades inteligentes con un alto nivel de integración de la información, robotización de procesos de atención al cliente, vehículos autónomos, detección automatizada de delitos, entre otros. Estos son desarrollos aplicados hoy en múltiples ciudades y empresas alrededor del mundo. Este vertiginoso desarrollo tecnológico tiene, en muchos casos, un mínimo común denominador, la Inteligencia Artificial, un elemento clave para la adecuada habilitación y mejora de estas tecnologías.
En el último Congreso Mundial de Ciudades Inteligentes, realizado en Barcelona, España, quedó en evidencia el futuro de nuestras ciudades y la inteligencia que éstas adquieren al unir la información y automatizar procesos de búsqueda inteligente. Variados emprendimientos, con el apoyo de la comunidad europea al frente del desarrollo en su programa Horizonte 2020, derivan en la automatización a través del análisis de los datos. Con ello, por ejemplo, se puede tener en cuenta el flujo vehicular o la mejor ruta de acceso a una ciudad, y unir esa información a temas relacionados con la seguridad, la salud, el medioambiente, calidad de los servicios en general, el transporte público, entre muchos otros parámetros.
Hoy, muchas empresas ya están utilizando la Inteligencia Artificial para obtener datos e información en temas seguridad y salud ocupacional, de tal manera que empresas y ciudades puedan encontrar situaciones y patrones de alto riesgo para trabajadores, evitando la exposición a esas situaciones, resguardando su integridad física y finalmente disminuyendo los incidentes.
Además de la Inteligencia Artificial, se pueden sumar otras tecnologías como la realidad mixta, con modelos de visualización e información extra para consumidores en espacios físicos actuales. Son muchas las tecnologías que comienzan a converger en ciudades como Shanghai en China y Ámsterdam en Holanda, entre otras. En ellas, ya se puede ver intercambio comercial descentralizado y de criptomonedas, la seguridad de la información, así como la interconexión de las cosas (luminaria, semáforos, cámaras, grifos, etc.) trabajando en conjunto para el bienestar ciudadano.
Por último, no se puede proyectar el futuro de una ciudad sin concientización medioambiental, sostenibilidad y cercanía ciudadana. Allí, hay mucho potencial y la semilla ya está germinando con proyectos innovadores, donde se hacen notar en tecnologías chilenas como Tree-Chip, con su monitoreo de miles de árboles para apoyar la la sostenibilidad, mantenimiento del ambiente urbano y la evaluación del consumo de CO2. Asimismo, Meet Card con su tarjeta ciudadano para abrir la puerta a cualquier ciudadano a trámites, comunicación y beneficios en sus comunas.
Con todo, lo cierto es que las tecnologías están, debemos aprovecharlas. Depende de nosotros si hacemos de nuestro futuro uno inteligente o no.