¿Estamos preparados para no usar contraseñas en nuestros sistemas?

Dado que estamos llegando a la cúspide de los avances tecnológicos, la integración hombre-máquina y la robótica innovadora, como los autos autónomos, es sorprendente que sigamos confiando en las contraseñas. Aunque las opciones de autenticación sin contraseña están ganando protagonismo, hay una razón por la que 60 años después de su creación todavía estamos usando contraseñas: son efectivas.

A diferencia del reconocimiento facial y otras soluciones biométricas, las contraseñas son completamente correctas o completamente incorrectas. Actualmente, la biometría requiere un margen de error; por ejemplo, se ha demostrado que las personas pueden abrir los teléfonos de sus familiares a través de aplicaciones de reconocimiento facial. Aún más importante, si los datos biométricos de uno se ven comprometidos, nunca pueden ser reemplazados.

Desafortunadamente, ya hemos visto una violación importante de los datos biométricos. En agosto pasado, la compañía de privacidad web vpnMentor descubrió una brecha en la plataforma de seguridad de Suprema, Biostar2, que expuso datos de reconocimiento facial y registros de huellas digitales para 1 millón de personas. Según vpnMentor, Suprema guardó copias exactas de las huellas digitales de los usuarios, lo que podría comprometer la información biométrica de estas personas para siempre.

Para las empresas que almacenan los datos biométricos de los usuarios, es aconsejable utilizar tecnología de hashing o blockchain para proteger estos datos. Sin embargo, a diferencia de las contraseñas, los datos biométricos, ya sean iris, caras o huellas digitales, no se pueden reemplazar.

Por el momento, las contraseñas están aquí para quedarse; sin embargo, hay algunas cosas importantes a considerar:

La autenticación sin contraseña, como las contraseñas de un solo uso (OTP) enviadas por correo electrónico y SMS, se está volviendo cada vez más popular. Si decide introducir una opción de autenticación sin contraseña para cuentas comerciales seleccionadas, asegúrese de considerar emplear dos o más opciones; de esta manera, puede eliminar contraseñas de manera efectiva sin comprometer su seguridad.

En conclusión, hasta que las opciones de autenticación sin contraseña y las soluciones biométricas se vuelvan más sofisticadas, es aconsejable confiar en contraseñas largas y complejas, así como en la autenticación de múltiples factores. A diferencia de las contraseñas, las soluciones biométricas (módulos de huellas digitales, escáneres de iris y sistemas de reconocimiento de voz) requieren un margen de error, además, en la violación de la base de datos biométricos de Suprema antes mencionada, los datos biométricos sensibles de los usuarios se ven comprometidos de por vida. En pocas palabras, por el momento, las contraseñas son la ruta más segura para las empresas desde una perspectiva de seguridad.

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