Transformación tecnológica y pandemia: catalizadores de una evolución empresarial
Para superar y subsistir a la actual situación causada por el Covid-19, las empresas deben apalancarse en la tecnología y flexibilizar sus procesos, además de prepararse para crecer en escenarios cada vez más dinámicos e inciertos.
Según proyecciones de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), más de 41 millones de personas en América Latina quedarán desempleadas durante todo el 2020, en tiempos del Covid-19; principalmente porque la mayoría de las empresas carecían de un plan de continuidad de negocio que les permitiera adaptarse en poco tiempo a este nuevo e incierto escenario.
Sin duda, así como se destruirán puestos de trabajo, también cientos de empresas no lograrán superar este desafío y desaparecerán. No obstante, las que prevalezcan, ya no serán las mismas, enfrentándose a la obligación de reiniciarse y volver a crecer.
Uno de los principales cambios que se ha observado a nivel global, es la migración desde el trabajo presencial, hacia uno remoto. Esto también ha impulsado el uso de diversas herramientas de interacción colaborativa y otras tecnologías que dan soporte al teletrabajo.
Pero la velocidad con la que se han debido adoptar estas soluciones, ha demostrado que las debilidades existentes al momento de implementar nuevas herramientas, no provienen desde la variable tecnológica, sino de la humana, de la rigidez y la resistencia al cambio. Según David Iacobucci, director de ventas de Lumen en Chile, en este punto es cuando se hace ‘imperativa la necesidad de establecer modelos y planes flexibles, liderados por CEOs con una innovadora visión de futuro’.
Estos CEOs debiesen, al menos, considerar 10 acciones enfocadas en sus equipos y en el negocio: Invertir en el futuro, desarrollar un conjunto de oportunidades de crecimiento, identificar las ventajas competitivas, fortalecer las relaciones con los clientes, Integrar nuevos modelos de negocios, mejorar el posicionamiento de marca, evaluar potenciales alianzas o adquisiciones, identificar nuevas geografías para expandirse, incorporar tecnologías emergentes en sus soluciones y acelerar la digitalización.
Específicamente, para las dos últimas mencionadas, las empresas necesitarán conformar tres equipos críticos: uno de gestión de crisis, preparado para actuar en forma oportuna y eficiente ante dificultades inesperadas; otro de transformación digital, enfocado en ofrecer soluciones tecnológicas disruptivas y efectivas, las que permitan al tercer equipo, el de crecimiento, apalancarse en lo realizado por los dos anteriores para retomar la operación y la productividad. Todo esto, en forma flexible y remota.
La empresa conectada del mañana
Con el objetivo de alcanzar un estándar de operación que permita a las empresas reaccionar y responder ante nuevas contingencias sanitarias de escala global, el ejecutivo cree que es necesario realizar ciertos cambios en los paradigmas que sostienen la actividad.
El primero tiene que ver con la tecnología y los datos, cambiando un enfoque monolítico hacia uno de acceso en la nube y a datos democratizados. En relación a las personas, se requiere fomentar el cambio hacia equipos más pequeños, interdisciplinarios y autoorganizados.
Finalmente, el enfoque relativo a los procesos debe cambiar, desde grandes y largos proyectos, a otros más pequeños, ágiles y de mejora continua. Esto permitirá responder a las nuevas crisis de manera ‘flexible y resiliente, reiniciando las expectativas y estrategias, para finalmente, crecer a través de la generación y captura de valor agregado’.
Ahora, para que esta empresa conectada alcance la madurez operativa, es necesario implementar plataformas digitales y herramientas para recoger datos y desarrollar benchmarks. Asimismo, estos datos deberán ser utilizados para alterar procesos y optimizar recursos. Por su parte, en lo que respecta a los sistemas, será necesario apalancar la interoperabilidad entre ellos para ganar insights entre funciones, compartiendo información para establecer nuevas capacidades.
La evidencia recogida durante el actual escenario de pandemia, es que las comunicaciones empresariales han experimentado los cambios más relevantes en tecnologías, plataformas y servicios, herramientas de video y web collaboration, VPN, secured internet services, email security endpoint security y soluciones de remote management. En definitiva, es posible resumir estas modificaciones en un impulso al trabajo remoto, una fuerte demanda por herramientas de colaboración, y un empuje a las comunicaciones como servicio.
Las empresas no van a volver a ser iguales
Antes de esta pandemia, unos 30 millones de oficinistas trabajaban desde su hogar con relativa frecuencia. Hoy, ese mismo número se ha multiplicado por 10, o sea, unos 300 millones de empleados han migrado hacia el teletrabajo. Ahora bien, una vez terminada la crisis, es probable que la mitad de ellos continuará bajo esta modalidad de trabajo, lo que significa al menos 150 millones de trabajadores.
Así también, durante la pandemia, la migración hacia el trabajo remoto se ha dado principalmente para la mayoría de los “knowledge workers”, quienes laboran con ideas o el desarrollo del conocimiento. Destacan además los despliegues rápidos basados en la nube y las herramientas de videoconferencias implementadas “ad-hoc”.
Finalmente, ¿qué se puede esperar para el escenario después de la pandemia? Junto con algunas aventuradas respuestas, también existen importantes preguntas, como si los empleados volverán a trabajar desde sus oficinas en forma asidua, o reconocerán en el teletrabajo su nueva constante. Sin embargo, y ‘asumiendo que el trabajo remoto se instalará como una alternativa plausible, será fundamental propiciar la generación de entornos colaborativos y dinámicos que optimizan agilidad empresarial y productividad’, señala el ejecutivo de Lumen.