Tres grandes conclusiones en ciberseguridad que deja la pandemia

Appgate, compañía mundial especializada en seguridad tecnológica y prevención del fraude transaccional analizó cómo ha sido el comportamiento de la ciberseguridad producto de la pandemia causada por el Covid-19 y la forma como se han roto diferentes paradigmas durante este período, al mismo tiempo que presentó sus tres grandes conclusiones.

Las diferentes medidas adoptadas por las autoridades en cada país como estrategia de contención del virus provocaron que se presentaran dos situaciones relevantes para la industria. La primera fue una aceleración de los procesos digitales, que permitió a las personas tener acceso desde sus hogares a servicios, bienes, productos, información y alternativas de trabajo; y la segunda, es que se produjo un incremento del delito informático.

David López, VP de ventas para Latinoamérica de Appgate explica: ‘A lo largo del año evidenciamos que en la región se presentó un incremento del 139% en el número de transacciones inusuales (sospecha de fraude), lo que exigió un gran esfuerzo en su detección y contención, además comprobamos que las instituciones que integraron estrategias de autenticación basada en riesgo (RBA) o que simplemente tienen esquemas de validación adecuados salieron mejor libradas que aquellas que aún están en proceso de definir su estrategia de protección’.

Desde el inicio de la pandemia Appgate detectó un crecimiento en la actividad de los usuarios de las entidades bancarias. El crecimiento ha sido constante, con un promedio del 13% con respecto al mes anterior. En cuanto al análisis transaccional se evidenció un aumento mayor al 100%, tanto en actividad de usuarios finales, como en transacciones analizadas.

Estos son hallazgos más llamativos del análisis que realizó Appgate con sus clientes, producto del Covid-19 y sus diferentes medidas de aislamiento preventivo:

 

Para Appgate, las tres grandes conclusiones sobre la ciberseguridad que deja la pandemia son:

  1. Contemplar la nueva realidad: Entre más usuarios y dispositivos estén conectados, desde cualquier sitio y con diversos contextos, los riesgos asociados a fraudes electrónicos y ciberataques serán un dolor de cabeza después del Covid-19. La poca planificación, cultura cibernética y escasa inversión en ciberseguridad, traerá consecuencias tecnológicas devastadoras.
  2. Crear estrategias de monitoreo y reacción: El análisis de amenazas, que incluyan inteligencia, controles y que tengan en cuenta contextos y sobre todo la flexibilidad del negocio del cibercrimen y de las nuevas realidades, serán una necesidad mayúscula para el sector. 
  3. La ciberseguridad es la prioridad: Más que nunca, las empresas tienen que incluir en el ADN de su organización la seguridad informática, sin importar el tamaño o el nicho del mercado al que pertenezcan.

 

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