Luego de un año cargado por la necesidad de dar un salto en términos de actualización tecnológica, muchas compañías lograron dar este salto, pero al mismo tiempo, se produjo una aceleración en el ritmo del cambio. Mientras se consolida una nueva norma acerca de cómo abordar las proyecciones y expectativas de las empresas, la tecnología toma un rol protagonista para adaptarse a escenarios de incertidumbre.
Frente a una realidad con requisitos cambiantes, como compañías ya no es suficiente contar con tecnologías que respondan solo a las necesidades actuales, sino que es imperativo adoptar herramientas que nos garanticen poder adaptarnos al futuro.
En este momento hay muchas preguntas que aún no tienen respuestas concretas: ¿volveremos a un modelo de oficina 100% presencial o será híbrido?, ¿cómo serán los espacios de trabajo de nuestros empleados de aquí a 5 años?, ¿qué sucederá si el ritmo de cambio continúa acelerándose? Las respuestas a estas preguntas pueden ser varias, pero tenemos la certeza de que será un modelo impulsado por la tecnología. Según el estudio Work 2035 realizado por Oxford Analytica y Coleman Parkes con el apoyo de Citrix, más de la mitad de los profesionales encuestados (51 por ciento) creen que la tecnología hará que los trabajadores por lo menos dupliquen su productividad para 2035. Para alcanzar estas predicciones, la tecnología que impulse el futuro debe ser, sin dudas, flexible.
En este sentido, las empresas tienen que seguir buscando maneras de adaptar sus negocios para convertirse en compañías future-ready. Para ello, existen herramientas que permiten pensar en el futuro de manera flexible.
En primer lugar, es importante implementar un espacio de trabajo digital, que no solo le brinda libertad al empleado para que se desempeñe desde donde se siente más cómodo y productivo, sino que también aporta una flexibilidad a los negocios para estar preparadas ante nuevos posibles escenarios: no importa si es en la oficina, en la casa, viajando, o en una modalidad mixta, el espacio de trabajo digital garantiza una buena experiencia de usuario en todo momento.
Además, la adopción de la nube es un paso crucial a la hora de pensar en lo que se viene. Si bien la nube no es una tecnología nueva, su vigencia es hoy más importante que nunca porque permite mirar al futuro pensando en la escalabilidad de los negocios. Si el ritmo de cambio continúa acelerándose, la nube permitirá que las empresas puedan subirse a esa ola de cambio sin afectar el correcto funcionamiento de la compañía. A su vez, la nube es un factor crucial para la entrega de espacios de trabajo digitales, ya que permite brindar el acceso a los colaboradores desde donde estén.
Para complementar los espacios de trabajo digitales y la adopción de la nube, es importante considerar aplicar una estrategia de seguridad Zero Trust. En la medida en que las compañías descentralizan los espacios de trabajo del edificio corporativo, la superficie expuesta a recibir ataques se amplía. Siguiendo la misma línea, mientras que los empleados tienen la libertad de trabajar de la manera y lugar en la que se sienten más cómodos, las empresas tienen que reforzar aún más sus estrategias de seguridad. De cara el futuro, una estrategia Zero Trust permite garantizar el acceso seguro a todas las aplicaciones, desde cualquier dispositivo, mediante la evaluación continua de la confianza en cada punto de contacto. Sin importar a dónde lleve el negocio en el futuro, ni los rápidos cambios de esta nueva normalidad, la seguridad se mantiene intacta.
Estamos construyendo un nuevo paradigma corporativo, liderado por la virtualidad, experiencia, dinamismo y flexibilidad. Para poder anticipar las necesidades cambiantes del mundo moderno, la nube, el espacio de trabajo digital y un enfoque de seguridad Zero Trust serán el ABC que permita a los negocios ser exitosos en este nuevo contexto.