Mismo en la pandemia, el agronegocio se mantuvo como uno de los principales sectores de la economía en Argentina, responsable por siete de cada diez dólares que ingresaron al país. El segmento constituye el 25% de toda la manufactura del país, representando el 40% del volumen total de exportaciones. Los datos referentes a 2020 son del Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación de Argentina.
Una encuesta de la consultora Oliver Wyman muestra que para el año 2050 el planeta necesitará producir un 70% más de alimentos de los que produce hoy en día. Eso significa que el agronegocio aún tiene mucho por crecer y, para lograr este nivel productividad, será necesario apoyarse en la transformación digital. El segmento es uno de los más beneficiados por la aplicación de innovación en tecnología y ciertamente todavía hay muchas oportunidades para alcanzar su máximo potencial en Argentina.
Lo que realmente eleva el nivel competitivo y productivo en la agroindustria es la inversión en inteligencia de datos y otras tecnologías innovadoras que ya existen y se pueden aplicar en el sector. Tener un sistema de gestión enfocado en el sector, que reúne, unifica y da visibilidad a toda la información del negocio ya no es un diferencial, es lo básico para poder seguir siendo competitivos, aunque muchas compañías más pequeñas aún no tengan esto estructurado.
La Agroindustria 4.0 es mucho más que integrar la cadena productiva del campo al consumidor y planificar todo el trabajo rural. Es tener visibilidad completa acerca de toda la información sobre el terreno y el cultivo y utilizar estos datos de forma inteligente para anticipar posibles problemas, identificar puntos de mejora en cada cultivo y, en consecuencia, obtener más productividad.
El uso de imágenes de satélites y drones, que mapean toda el área y son buenos ejemplos de tecnologías que ya están disponibles. Con base en las imágenes, es posible descubrir fallas en la plantación, cuales terrenos son más aptos para el cultivo, identificar malezas y plagas, verificar la situación del suelo y proyectar los resultados de la cosecha.
Son estas informaciones que posibilitan a la inteligencia del negocio cambiar de nivel. Las acciones efectivas para mejorar la labranza son más fáciles y precisas, pudiendo atacar directamente los puntos sensibles y aprovechar las oportunidades. Toda planificación a corto y medio plazo se vuelve más predecible. Esto es la evolución del segmento, la Agroindustria 4.0.
Pero hay mucho más. El control de plagas, sabiendo de antemano dónde debe ser atacado, gana eficiencia a costos reducidos. La interacción de las máquinas con un software de gestión permite anticipar el mantenimiento, mantenerlas activas durante más tiempo e identificar acciones ineficaces a lo largo de la siembra. Con la previsión más concreta de la cosecha, es posible adecuar y mejorar de antemano toda la logística, almacenamiento y distribución de la producción.
Es muy importante que todos los procesos de la transformación digital en el agronegocio se reúnan en un único sistema, de fácil acceso para todos. Es la única forma de verse el todo, de punta a punta y producir los resultados que de hecho elevarán el nivel del negocio. Relacionar todos estos datos e identificar tendencias, patrones y comportamientos es la clave para brindar el salto tecnológico que separa a las compañías que serán un referente en el agronegocio en el futuro.
En la práctica, el uso inteligente de tecnología de punta en el campo se traduce en una actividad rural más rentable y, principalmente, más productiva. Mueve toda la economía del país y, sobre todo, lleva alimentos en mayor cantidad y con mejor calidad para todos.