En los últimos años, la analítica predictiva se ha convertido en uno de los grandes avances de la tecnología. Este método de análisis avanzado, además de utilizar datos nuevos e históricos para predecir la actividad futura, el comportamiento y las tendencias, se caracteriza por ser un mecanismo de aprendizaje que nace a partir de la propia experiencia y de la lectura constante de una gran cantidad de datos y variables.
La ciberseguridad no está exenta de esta herramienta. Cabe recordar que según Threat Intelligence Insider Latin America de Fortinet, que recopila y analiza incidentes de ciberseguridad en todo el mundo, tan solo en el primer semestre de 2020 Argentina recibió 270 millones de intentos de ciberataque.
La analítica predictiva, precisamente, permite rastrear y monitorear estos casos, detallando al mismo tiempo futuras probabilidades de ataques cibernéticos y, además de promover buenas prácticas de performance digital en las personas, puede visualizar cuáles son los puntos exactos más vulnerables en los que el cibercriminal se focalizará.
Así, hemos llegado a saber que la poca capacitación de los empleados en torno a la ciberseguridad; los bajos niveles de seguridad de las conexiones domésticas y la ausencia de soluciones como un antivirus, firewall y back up, son vulnerabilidades que los ciberdelincuentes aprovechan para atacar, en especial durante el trabajo remoto.
Estoy convencido de que, con el empleo de la analítica predictiva en la ciberseguridad, la tecnología reafirma su versatilidad y relevancia, permitiendo pasar de un enfoque reactivo a uno más preventivo que garantice la seguridad digital de las personas y de las compañías.