Opinión

¿Quién dijo que las pymes no pueden acceder a un Sistema de Clase Mundial?

Si miramos, pero más bien si analizamos los profundos cambios y la significativa evolución que han experimentado las tecnologías de la información en los últimos 20 años, en todos los ámbitos del quehacer económico, con el consiguiente impacto para las empresas, y por ende, para sus empleados, nos queda sólo sorprendernos.

 
Desde los equipos de telefonía celular, que ya pueden considerarse parte de la canasta de insumos de consumo básico, hasta dispositivos más complejos que hacen posible llevar la oficina, literalmente en la mano, pasando por los cambios en la televisión de alta definición y la transformación en el ámbito de las telecomunicaciones, por mencionar pocos ejemplos, ya nada es igual. Olvidar el iPhone o el Blackberry es olvidar los contactos, la agenda de reuniones e, incluso, actuales y potenciales negocios. 
 
Todo este proceso de profundo impacto personal y social también llegó a las empresas, sin importar su segmento y tamaño. Porque los tan comentados y mundialmente conocidos Sistemas de Clase Mundial que, definidos en forma muy sencilla, buscan optimizar procesos de gestión empresarial, desplazaron a las aplicaciones hechas a la medida que por años las compañías instalaron para resolver sus problemáticas de negocios. Ahora la propuesta es más robusta con una oferta amplia y muy funcional para todo tipo de industrias. Tanto así que casi la mayoría de las grandes empresas tienen operativos este tipo de soluciones informáticas. Son compañías que por sus volúmenes de negocios debieron invertir en procesos de transformación y modernización tecnológica. 
 
En este contexto, ¿es factible adaptar estos sistemas a las pequeñas y medianas empresas?, ¿es posible que los fabricantes de estas soluciones diseñen propuestas económicamente atractivas para un segmento que dispone de menos recursos y que estén realmente interesados en que éste acceda a lo que parece inalcanzable? Las respuestas son todas afirmativas, porque ninguno de los fabricantes de Sistemas de Gestión de Clase Mundial olvida que las pequeñas y medianas empresas en Chile son el eje y motor del desarrollo económico y social, además de representar más del 80% del recurso humano ocupado. Lo que cambia es la forma en que estos sistemas están disponibles. 
 
En el mercado existen sistemas perfilados para este sector, desde el punto de vista funcional y técnico. De hecho, hay modelos de entrega del servicio de forma tal que los pequeños y medianos empresarios no realicen grandes inversiones, sino que más bien busquen soluciones ajustadas a un presupuesto menor. La irrupción del Cloud Computing, por ejemplo, está generando una verdadera revolución, ya que su mayor ventaja justamente consiste en que las pequeñas y medianas empresas pueden acceder a lo mejor de la tecnología sin hacer cuantiosas inversiones en infraestructura, situándose en posiciones de vanguardia para su gestión. Tal es el caso que muchas de estas pequeñas organizaciones cuentan con aplicaciones que controlan el pago de remuneraciones cancelando por liquidación de sueldo hecha. También hoy es posible hacer un control biométrico en una pequeña industria, pagando por uso, no por sistema. En definitiva, ya es posible registrar los eventos económicos pagando por uso contable de una aplicación financiera, no por la operatividad del software en su totalidad.
 
La clave para que las pymes accedan a un Sistema de Clase Mundial es diseñando con ingenio aplicaciones que se ajusten a su medida. Por ello, cuándo escuche que un pequeño o mediano empresario diciendo que quiere acceder a un sistema de clase mundial sólo hay que decirle que es su decisión. Si las pymes acceden a lo mejor de la tecnología, pagando mensualmente como si fuera un servicio, al igual que luz, el agua o el teléfono, podrán proponer también a sus clientes servicios de mayor valor, ya que no sólo se optimiza su gestión administrativa, incluyendo procesos de producción y costos, sino que también su fuerza laboral disponible, sus competencias de atención de clientes, horarios, turnos y dotaciones. Es cuando, finalmente, las pymes aumentan su competencias.  
 
Por Miguel Angel Alfaro, CEO de SCM Consultores LATAM

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