Durante la vida útil del centro de cómputos nos vamos a encontrar con varias “renovaciones tecnológicas” que producirán toda una serie de consecuencias en el funcionamiento de nuestro datacenter.
Según se desprende de la experiencia, los cambios tecnológicos suelen estar acompañados de mayores consumos por metro cuadrado, más cantidad y potencia de fuentes por equipo, una demanda mayor de la potencia del aire acondicionado, demanda de cableados estructurados y FO de categorías altas, muchas veces se refleja también en mayor cantidad de Kg por metro cuadrado. Es decir un sinnúmero de cambios o modificaciones a realizar para cada rack que impactaran sin duda en nuestro día a día.
Teniendo en cuenta que durante la etapa de renovación se producirán duplicaciones de equipamientos de TI, es decir, convivirán durante algún tiempo (meses) el equipo donde se prestan los servicios actualmente y el nuevo equipamiento. Esto trae mayor ocupación de espacio, mayor consumo, mayor ocupación de circuitos eléctricos, mayor ocupación de conectividad, etc.
La pregunta es ¿estoy preparado para afrontar este desafío?
La improvisación suele ser normalmente la respuesta, pero, a rigor de aplicar las mejores prácticas para resolver el desafío deberíamos contar con la siguiente información.
- Tener en claro las capacidades máximas de diseño del DC
- Conocer el nivel de ocupación actual de cada área (energía, frio, superficie, etc.)
Si el recambio es importante respecto a la potencia/superficie total, se agrega un nuevo factor que es como evaluar el impacto más seriamente, ya que podría hacer colapsar la operatoria por sobrepasar alguna o varias capacidades instaladas.
En estos casos es conveniente contratar una consultoría que evalúe y cuantifique el impacto/riesgo.
La consultoría, para poder prever las modificaciones necesarias en nuestros sub sistemas, para afrontar los cambios de los mismos debería consistir en:
- Simular con un CFD (Computacional Fluid Dynamics) el comportamiento térmico que va a tener la sala.
- Revisar y /o calcular las corrientes máximas, las secciones y capacidades de todo el sistema eléctrico.
- Controlar que los pesos de los equipos nuevos sean soportados por la estructura edilicia
- Controlar que existan los espacios necesarios para los movimientos sin incurrir en inclinaciones o movimientos no permitidos.
Es muy interesante destacar que si el DC fue bien diseñado y comisionado, la mayoría de estos parámetros ya son de nuestro conocimiento incluyendo los límites de uso, lo que nos fijara que equipamiento se puede instalar sin hacer chequeos previos de potencia, calor o peso.
Esta es una gran diferencia entre un datacenter de diseño y no uno improvisado.
¿Qué hacer si no estamos preparados?
Lo ideal es hacer un plan que contemple el impacto con los equipos y servicios existentes.
Debemos evitar el polvo y vibraciones que generan las obras, y sobre todo los cortes de energía no programados.
Para ello es fundamental contar con profesionales que aporten la experiencia en tareas “en caliente” para generar el plan maestro, las etapas y los procedimientos para generar exitosamente las obras.
No menos importante es el personal seleccionado para la ejecución, que también deberá contar con experiencia previa y aun así, debe ser supervisado en todo momento.
En general, tomar la decisión correcta lleva un proceso largo y complejo con algunas variables extra como ser:
- ¿Cuán obsoleto esta mi DC?
- ¿Hay espacio suficiente para los nuevos equipos?
- El impacto mínimo esperado, ¿está dentro de nuestras expectativas de aceptación?
Evaluando estos puntos, si el datacenter tiene ya algunos años, se llega a la conclusión de que mudar el DC es la solución más adecuada, logrando no solo una ampliación y adecuación a los nuevos requerimientos, sino también una mejora de eficiencia y acercamiento a las normativas y buenas practicas actuales y estarán mejor preparados para la próxima renovación tecnológica.
Lo más común es que la obra sea dentro del mismo edificio, en algún espacio contiguo.
En el nuevo sitio se prepara el nuevo DC y luego se mudan programadamente los servicios IT.
En este modelo el impacto es menor, ya que las obras más sucias y riesgosas se realizan en otro ambiente previamente a la mudanza.
En conclusión, ya sea pequeña o grande la renovación de equipos, si no tenemos un datacenter diseñado para soportarla, estaremos rápidamente en un sinfín de tareas y afrontaremos riesgos en nuestra operación. Evaluar los riesgos, cuantificar las tareas, valorizarlas, no es tarea fácil y toma tiempo y esfuerzo extra, en estos casos contratar a consultores se torna en una buena práctica, ya que cuentan con la experiencia para asesorarnos y mientras dura el proceso podremos seguir enfocándonos en el día a día.