Por Mauricio Gálvez, Chief Security Officer CSO de TIVIT.
En los últimos años, América Latina está enfrentando una creciente amenaza de ciberataques, poniendo en peligro a empresas, gobiernos y ciudadanos por igual. Brasil, Colombia, México, Perú y Chile se destacan como los países más afectados en 2022, enfrentando una avalancha de ciberdelitos cada vez más sofisticados.
La era digital ha traído consigo una mayor dependencia de la tecnología, lo que ha sido hábilmente aprovechado por los delincuentes digitales para perpetrar ataques y estafas. Los ciberdelitos más comunes incluyen fraudes informáticos, abuso de dispositivos, acceso ilícito y ataques a la integridad de los sistemas. Estas amenazas cibernéticas no solo afectan a individuos, sino que también ponen en riesgo la estabilidad de las naciones.
Las cifras hablan por sí solas: América Latina registró 90.000 millones de ataques de ransomware y 2.1 millones de sitios de phishing en 2022. Esto tiene un costo anual de USD 6 billones para las organizaciones, afectando la continuidad operativa de los negocios y dañando la reputación de las industrias. Desafortunadamente, en el 2023, la situación no ha mejorado, con países como Brasil, México, Chile, Argentina y Colombia enfrentando una proporción similar de ciberataques, según un estudio realizado por Entel Ocean.
Ante este panorama alarmante, la ciberseguridad se convierte en una prioridad esencial. Hay que destacar la importancia de implementar medidas de seguridad robustas y educar al personal para mitigar los riesgos. Desde la protección de contraseñas y datos personales hasta la promoción de una cultura de seguridad, todos tenemos un papel que desempeñar en la lucha contra los ciberataques.
Las recomendaciones clave para las organizaciones incluyen la capacitación regular en seguridad cibernética, la implementación de medidas de seguridad como firewalls y autenticación multifactor, y la realización de auditorías de seguridad por parte de profesionales en la materia. Los usuarios también deben estar atentos a los canales oficiales de comunicación de las empresas, verificar la autenticidad de los correos electrónicos y evitar el uso de redes públicas al realizar transacciones.
En un mundo cada vez más interconectado, la ciberseguridad no puede ser ignorada. Es imperativo que todos trabajemos juntos y adoptemos un enfoque multidisciplinario para enfrentar este desafío. Solo así podremos proteger nuestros datos, sistemas y la continuidad de nuestras sociedades frente a las amenazas cibernéticas.