En un mundo donde damos por sentada la comunicación instantánea a través de smartphones y computadores, poco sabemos sobre cómo llega la internet a los países y en último término, a las casas, empresas e instituciones. La internet, tal como la conocemos hoy, no sería posible sin el uso de cables submarinos que, ubicados en las grandes profundidades de los océanos, son los responsables de interconectar el 95% de las telecomunicaciones del planeta.
Según TeleGeography, consultora y firma de investigación de mercado experta en telecomunicaciones, en la actualidad hay 508 cables submarinos entre activos y proyectados, los que sumados, equivaldrían a más de 1.3 millones de kilómetros de cables de fibra óptica submarinos y que permite al planeta contar con servicio de telecomunicaciones y conexión a internet. El más largo del mundo se llama SeaMeWe-3 -en uso desde septiembre de 1999-, recorre 30 países y una distancia total de 39.000 kilómetros, sólo 1.000 menos de lo que mide el perímetro de la Tierra.
Estimaciones del mercado indican que entre 2022 y 2024 se invertirán al menos 10 mil millones de dólares en el sector de cables submarinos en el mundo, negocio impulsado, principalmente, por la creciente demanda de empresas proveedoras de servicios en la nube (Hyperscale Cloud Providers) y las grandes empresas que proveen contenido por streaming.
Se trata de un área en constante crecimiento y expansión gracias a la renovación de cables por la incorporación de nuevos operadores, así como de la extensión de la vida útil de los cables submarinos que puede llegar hasta los 30 años debido a las mejoras de las tecnologías de transmisión entre los extremos de los cables, las cuales proporcionan mayor capacidad sostenida en el tiempo para absorber la demanda siempre creciente de este sector.
Pero, ¿qué hay dentro de un cable submarino? La fibra óptica es el principal componente de los cables submarinos que se encuentran en un cilindro metálico de 3,5 mm de diámetro. Los equipos de emisión láser en un extremo emiten señales de luz a través de los filamentos de fibra de vidrio, hasta los receptores en el otro extremo del cable, cuya capacidad de transporte llega hasta 224 Tbps (Terabits por segundo). Las fibras dentro del cable, a su vez, están envueltas en varias capas de plástico, metales y otros materiales, que incluyen vaselina, cobre, policarbonato, acero y polietileno.
La fibra óptica dentro de los cables está formada por filamentos muy delgados, con un grosor parecido al de un cabello humano, y también hay un cable especial que transmite energía eléctrica para alimentar los amplificadores que están en el lecho del mar hasta 4.000 metro de profundidad, y que se instalan cada 100 kilómetros con el objetivo de amplificar la señal y pasarla al siguiente tramo.
Dado los componentes del agua de mar, capaces de generar corrosión de los materiales, entre más profundo esté trazado el cable, más resistente debiera ser su revestimiento para evitar roturas y filtraciones. A pesar de lo anterior, los cables no son infalibles, y aunque la fauna marina puede significar algún peligro, por ejemplo, tiburones u otros peces de dientes filosos, son los terremotos, la pesca y el fondeo los causantes principales de desperfectos en los cables.
Cable submarino en Chile
En nuestro país, Cirion Technologies Chile cuenta con una estación de aterraje o Landing Station de cable submarino en Playa Ancha, Valparaíso, cuyo edificio de 4 mil metros cuadrados funciona desde 2000.
Esta instalación se comunica con todas las redes mundiales submarinas mediante sistemas de cables propios de Cirion, y se suma a la red de cables submarinos de la compañía de más de 36 mil kilómetros desde Estados Unidos y América Latina. Una vez que el cable toca base en la estación, ésta regenera la señal óptica y la separa en canales, para finalmente distribuirla a los consumidores finales.
Además de ser una construcción antisísmica, la estación cuenta con sistemas de energía propia que suministran autonomía energética en caso de cortes de la red general eléctrica de la ciudad, así como con sistemas de seguridad y contra incendios, de manera de proteger las instalaciones y garantizar el suministro de internet rápido, seguro, estable y sin interrupciones.
Tecnología del siglo XX
El primer cable submarino de telégrafos se instaló entre Nueva York y las Islas Británicas en 1868, varias décadas después de la creación del telégrafo en 1837, y se usó para conectar la red de telégrafos entre Estados Unidos y Europa. Luego, con la invención del cable coaxial en 1956 se logró la comunicación entre varias personas al mismo tiempo y recién en la década del ‘70 se crearon los primeros cables ópticos que usamos actualmente, claro que con mucho menos tecnología y capacidad.