La crisis sanitaria COVID-19 ha dejado, entre muchas otrassecuelas, una mayor pobreza en América Latina. Líderes políticos y empresariales apuntan a un nuevo pacto social que deje atrás la desigualdad.
El COVID-19 no solo ha sido un terrible problema de salud pública en el mundo y en América Latina. Sus consecuencias también han generado un recrudecimiento de la desigualdad y la pobreza y, en general, un retroceso de, al menos, una década en cuanto al desarrollo de la región, de acuerdo con la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL).
Argentina no es la excepción. Con 40,6% de personas viviendo en pobreza y 10,7% en indigencia, según datos del Instituto Nacional de Estadística y Censos (INDEC), el país muestra las cicatrices de dos años de pandemia y crisis económicas. La CEPAL apunta que Argentina, al igual que Brasil y México, es de los países más afectados de América Latina, donde la pobreza extrema alcanzó a 86 millones de personas en 2021.
El país y la región se enfrentan a una emergencia. La pregunta es: ¿cómo pueden salir de ella?
Sin un retorno claro
Michelle Bachelet, Alta Comisionada de la ONU para los Derechos Humanos y expresidenta de Chile, aprovechó el ciclo de entrevistas “Trailblazers Latinoamericanos”, para lanzar un mensaje: ‘Esa normalidad (antes del Covid-19) era muy anormal y llena de injusticia, de desigualdades. La pandemia lo sacó a flote’.
Durante el foro, organizado por Salesforce, Bachelet, uno de los personajes más influyentes de la región, lanzó un dardo para quienes opinan que la crisis por la pandemia ha maltratado a todos por igual.
Comentó: ‘No comparto la idea de que todos vamos en el mismo barco en medio de la tempestad. Los más afectados por la pandemia son los marginados: niños, mujeres, indígenas, gente mayor, entre otros. Por eso es necesario un nuevo contrato social que ofrezca bienestar y tome en consideración al medio ambiente, los derechos humanos y la solidaridad’.
El estudio Panorama Social de América Latina, de la CEPAL, apunta en la misma dirección: la región necesita transitar hacia una nueva normalidad. Para ello sugiere articular los retos de la emergencia sanitaria con una recuperación basada en factores de igualdad y sostenibilidad, así como avanzar hacia un Estado de bienestar que cobije a los sectores más desprotegidos.
Michelle apuntó a la necesidad de lograr un nuevo “contrato social” que ayude a superar la histórica contracción económica de 7,7% que sufrió el PIB latinoamericano en 2020, de la que hasta hoy la región no se repone y que ha profundizado las carencias de los sectores marginados.
Argentina, que tiene un PIB de 490,000 millones de dólares, de acuerdo con el Banco Mundial, ha visto una ligera recuperación económica –crecimiento de 10,3% del PIB en 2021–, pero aún insuficiente para salir del problema, además de que la perspectiva al cierre de 2022 no se observa muy alentadora.
La innovación botón de cambio
De las pocas cosas positivas que dejó la pandemia de COVID-19 fue la adopción acelerada de las tecnologías digitales que fueron clave para que, por ejemplo, empresas y estudiantes continuaran sus labores.
Alejandro Anderlic, director de Asuntos Gubernamentales de América Latina en Salesforce, quien compartió el foro con Michelle Bachelet, opinó que la tecnología ha sido una ‘herramienta de bienestar, pues permitió a millones de personas trabajar a distancia y no perder su empleo’.
El estudio Innovación para el desarrollo: la clave para una recuperación transformadora en América Latina y el Caribe, de la CEPAL, apunta al rol de la tecnología para detonar el crecimiento, no solo durante la crisis sanitaria, sino lo que puede implicar en la recuperación.
Argentina tiene claroscuros en los índices de digitalización, según el estudio Las oportunidades de la digitalización en América Latina frente al Covid-19, también de la CEPAL. Por ejemplo, 94,9% de sus empresas están conectadas a internet, pero solo 45,8% usan este medio para adquirir insumos. Por otro lado, 63,6% de las compañías locales tienen sitio web y apenas 18,5% han desplegado canales de venta digitales.
Completa la ex presidenta de Chile: ‘La revolución tecnológica no funciona igual para todos. Más de 40% de las personas siguen sin conexión a internet y, de éstas, 52% son mujeres’.
La CEPAL apunta a poner en marcha al menos tres acciones para reducir la brecha digital:
- Reforzar la coordinación global en materia de tecnología para responder a nuevos desafíos globales.
- Los gobiernos deben desarrollar políticas tecnológicas en sus programas de desarrollo.
- Que las tecnologías digitales y la eficiencia ambiental representen una oportunidad para promover un cambio estructural, basado en la creación de conocimiento.
En este panorama, una cosa queda clara: Argentina y América Latina deben dar el siguiente paso hacia adelante y no volver a la vieja normalidad.