Por Natalia Valenzuela Salcedo, Regional Marketing Manager, en Trend Micro MCA
La seguridad de los datos e información sensible que es producida cada segundo en el mundo es un tema sobre el que se ha puesto el foco ampliamente en la última década, y particularmente desde la llegada de la pandemia que aceleró la adopción digital, el uso de aplicaciones empresariales y comerciales y, el acceso a múltiples dispositivos, entre otros, no solo para la sostenibilidad de las organizaciones sino también desde el ámbito de la ciudadanía.
La preocupación latente -y ahora consciente- sobre el tema, ha hecho que se analice a fondo el talento humano que está detrás de la ciberseguridad, la forma cómo se desarrolla, su preparación y la alta demanda que tiene, pues el déficit actual en esta industria ha demostrado que se necesita aumentar en un 65 % el número de profesionales destinados a estas áreas para garantizar el mantenimiento y seguridad de los activos críticos de las organizaciones, así lo demuestra el más reciente estudio de la fuerza de trabajo de seguridad cibernética publicado en 2021 por (ISC) (‘A Resilient Cybersecurity Profession Charts the Path Forward’).
Esa proyección no solo se traduce en que esta sea un área apetecida para los nuevos profesionales, sino que además ha puesto sobre la mesa una discusión con respecto a la manera en la que se selecciona el talento y cuáles son las tendencias del mercado. Allí, las mujeres se han abierto camino de manera certera y han demostrado que, aunque tienen una menor representación total frente a los hombres (25 %), son quienes puntean en las gerencias y los cargos de liderazgo.
“En comparación con los hombres, un mayor porcentaje de mujeres profesionales en ciberseguridad está alcanzando puestos como directora de Tecnología o chief technology officer (7% de mujeres frente a 2% de hombres), vicepresidenta de TI (9% vs. 5%), directora de TI (18% vs. 14%) y ejecutivas C-level (28% vs.19%)”, especificó el estudio con enfoque de género realizado también por (ISC), ‘Women in Cybersecurity. Young, educated and ready to take charge’ (2018).
Además de su claro alcance en posiciones de primera línea, la investigación también arrojó datos significativos sobre su preparación académica: el 52 % de las mujeres en esta industria tienen estudios de posgrado, frente a un 44 % de los hombres; y sobre su edad: 45 % son millennials frente a un 33 % de los hombres. Adicionalmente, logró establecer que dan un mayor valor a los estudios de posgrado relacionados con seguridad cibernética o temas afines (28 % vs. 20 %) y que obtienen más certificaciones en ciberseguridad.
Lo anterior ha tenido un efecto positivo en el mercado: las mujeres que han llegado a esas posiciones de liderazgo han inspirado a otras a seguir sus pasos. En 2021, por ejemplo, las mujeres tuvieron tasas más altas de ingreso o conversión a este tipo de trabajo desde iniciativas de autoaprendizaje y fueron también las que más buscaron una preparación en ciberseguridad para conseguir un empleo, demostrando que esta es una opción para quienes incluso no cuentan con estudios de pregrado en esta línea.
Con miras a impulsar esta constante preparación Trend Micro y la Organización de Estados Americanos (OEA) en América Latina han venido adelantando una importante iniciativa, a través de su workshop OEA Cyberwomen Challenge, que el año pasado llegó a su cuarta edición y a través del cual se ha fortalecido y preparado el talento femenino en ciberseguridad en países como Chile, Panamá, Guatemala, Colombia, Argentina, Honduras, Costa Rica, Paraguay, Uruguay, México, Perú, Ecuador y República Dominicana.
Este tipo de formatos han permitido que las mujeres refuercen habilidades específicas relacionadas con la investigación de incidentes, los procesos de análisis y respuesta, seguridad en la nube y migración de aplicaciones a través de un entendimiento de cómo operan los hackers, preparándolas así para enfrentar, liderar y solucionar un posible escenario real de un ciberataque.
La continuidad de esta iniciativa le apuesta principalmente al empoderamiento, la inclusión, el cierre de la brecha de género (que sigue siendo muy alta para esta industria) y la preparación de profesionales calificadas que se sumen y además puedan llegar a liderar equipos de ciberseguridad, logrando aportar positivamente a ese 65% que todavía está en déficit en el total de la fuerza de trabajo en materia de ciberseguridad requerida en el mundo.
Y es que hoy, tanto mujeres como hombres se encuentran en igualdad de capacidades para poder desarrollar las mismas funciones en el campo de la ciberseguridad. Sin embargo, aún queda un camino largo por recorrer no sólo en términos de participación y representación, sino también en cuanto a la brecha salarial existente -otro aspecto que han evidenciado los estudios.
No obstante, cabe resaltar el gran camino que las mujeres han trazado con su presencia en la industria y con el impacto que han alcanzado de sus posiciones de liderazgo en sus equipos de trabajo, dejando en claro que es momento de continuar impulsando iniciativas y programas que promuevan, preparen e inspiren la participación femenina en la industria de la ciberseguridad.