Previo a la pandemia del Covid-19, en la Cumbre Mundial para la Innovación en Educación se profundizó en cómo serán los procesos formativos hacia el 2030. Expertos de todo el mundo coincidieron en que en una década más las grandes modificaciones educativas serán propiciadas por la revolución tecnológica.
El informe final del citado evento, y en el que intervinieron reconocidos académicos, políticos y teóricos como Noam Chomsky, entre otros, reveló que las escuelas se convertirán en redes.
Cuando se produjo la llegada del Covid-19, y según datos de la Unesco, más de 23 millones de estudiantes y 1,4 millones de profesores se vieron forzados a suspender las clases presenciales en los campus y centros de formación de todos los países de América Latina. Se produjo una sensación de incertidumbre y desorden. Sin embargo, este escenario rápidamente fue corregido y sustituido por la realización de clases remotas por medio de diversos sistemas de videoconferencias, entre otras innovaciones.
Las entidades que lograron adaptarse a esta nueva situación fueron aquellas mejor preparadas para la transición hacia la enseñanza en línea, a la vez que surgió la necesidad de potenciar nuevos caminos pedagógicos. Lo anterior, para formar a futuras generaciones de profesionales con mentalidad innovadora y sepan conducirse entre experiencias de aprendizaje híbridas, es decir, presenciales y remotas.
Todo lo anterior demuestra que los estudiantes y las próximas generaciones de profesionales están iniciándose en una nueva era entre lo digital y lo presencial. Por tal motivo, es clave que las empresas tecnológicas de diverso tamaño comiencen a contribuir con su expertise a dicha transición. Esto significa poder entregar el conocimiento pertinente a los académicos tanto del presente como del mañana.
En NTT estamos colaborando con iniciativas como Red Bull Basement, a través de la cual buscamos proporcionar servicios de eventos híbridos que combinan lo mejor de las experiencias virtuales y en persona, además de tutoría e información detallada sobre el mundo de la tecnología basada en datos. El objetivo es poder situar a los estudiantes y jóvenes innovadores en formatos de trabajo en 3D, ya sea por medio de tecnologías VR/AR que aseguren un proceso colaborativo y de intercambio de ideas desde lo virtual.
Hoy se continúa hablando sobre “educación online de emergencia”, si bien experiencias como la citada demuestran que esto ya no se trata sólo de un evento aislado producto de una crisis sanitaria mundial, sino más bien de un cambio de paradigma que finalmente está modificando los procesos educativos y formativos. Es un contexto muy parecido a cuando se produjo la irrupción de los computadores personales a mediados de los años ochenta en Estados Unidos.
Es cierto que todavía hay enormes brechas en Chile. Por ejemplo, apenas el 27% de los estudiantes de establecimientos educacionales más vulnerables del país cuentan con cobertura para participar en clases online. Este dato, proporcionado por el Centro de Estudios MINEDUC, demuestra la necesidad de continuar fortaleciendo iniciativas y políticas sociales dirigidas a promover la colaboración entre el sector público y el privado, teniendo muy presente la visión y pericia de los expertos, además de modelos y alianzas de trabajo aplicados a nivel internacional entre distintas empresas. Sólo de esta forma, podremos interiorizar entre todos experiencias híbridas de cara a las necesidades y nuevas competencias del Chile del año 2030.