La inteligencia de datos es la clave para avanzar en la descarbonización y la eficiencia energética del transporte público

Por Roberto Speicys, CEO de Scipopulis, empresa green4T.

Sistemas de transporte inteligentes, creados para mejorar la calidad de vida de los ciudadanos, respaldados por políticas públicas basadas en datos, mejoran varios aspectos. Entre ellos, la salud, la economía, la seguridad de las ciudades y, además, el medio ambiente. Todos estos factores tienen una pieza clave para avanzar: la inteligencia de datos.

Satisfacer el deseo de la población de desplazamientos más ágiles, accesibles y seguros, y al mismo tiempo reducir las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) del sistema son algunos de los retos prioritarios a los que se enfrentan los agentes públicos y privados que trabajan en el transporte urbano.

Según datos de la Asociación Nacional de Empresas de Transporte Urbano (NTU), de Brasil, por exemplo, el 28% de los brasileños utilizan el transporte público. Como resultado, hay 2.703 municipios atendidos por servicios de empresas del sector y una flota nacional de alrededor de 107.000 buses. Los números hacen aún más evidente la necesidad de hacer más eficiente el servicio, acelerar la transición energética de las flotas y optimizar recursos e inversiones.

La transformación digital del transporte público es una tendencia que debería ganar aún más impulso a partir de este año. Para resolver la ecuación de la movilidad urbana se han utilizado herramientas innovadoras y disruptivas, generadas a partir de arquitecturas de sensores inteligentes (IoT), procesamiento de datos distribuidos (edge ​​computing), bandas 5G de alto rendimiento y geoposicionamiento satelital.

Los sistemas de transporte inteligentes, creados para mejorar la calidad de vida de los ciudadanos, apoyados en políticas públicas basadas en datos, mejoran varios aspectos. Entre ellos, la salud, la economía, la seguridad de la ciudad y también el medio ambiente. Todos estos factores tienen una sola pieza clave para avanzar: la inteligencia de datos.

Matriz energética y descarbonización

La descarbonización del transporte público es una agenda prioritaria del sector para los próximos años. Según una encuesta del Banco Mundial, el transporte de viajeros por tierra (coches, motos y autobuses) representa el 60% de las emisiones de gases de efecto invernadero asociadas al transporte por carretera, que es responsable del 11,9% de todos los contaminantes emitidos por el sector Transporte. Para tener una idea de cuánto equivale esto dentro del volumen global de gases producidos en la atmósfera, el Transporte representa el 16,2% de las emisiones en el espectro Energía, lo que a su vez corresponde al 73,2% de las emisiones a nivel mundial. 

Por ello, el cambio de la matriz energética, de combustibles fósiles a energías de fuentes renovables, se vislumbra fundamental para la consolidación de la economía baja en carbono a nivel mundial, para el cumplimiento de las Contribuciones Nacionalmente Determinadas (NDC) asumidas por los países en la Conferencia. de Naciones Unidas para el Clima firmado en 2015 y para la creación de ciudades más sostenibles.

De media, un autobús diésel convencional consume 90 litros de combustible al día, generando alrededor de 120 toneladas de dióxido de carbono al año, el equivalente a plantar 847 árboles por vehículo.

Los autobuses que funcionan con electricidad o biocombustibles son las alternativas más desarrolladas y viables. En el caso de la electrificación, la ciudad de Santiago de Chile cuenta con la mayor flota de buses eléctricos de Sudamérica, con 1.000 vehículos. La meta es duplicar su tamaño a fines de 2023 y alcanzar la electromovilidad total en 2035. Con esto, el gobierno local espera reducir en un 35% las emisiones de CO2 en la ciudad.

Este podría ser un buen ejemplo para las ciudades brasileñas, que aún tienen un largo camino por recorrer. En el país, el ejemplo más avanzado es la ciudad de São Paulo, con un modesto porcentaje del 1,6% de la flota eléctrica dentro de su total de 14,5 mil autobuses, hasta octubre del año pasado.

Inteligencia de datos

Tanto la transición energética como la reducción de emisiones contaminantes son factores que pueden acelerarse mediante el uso de la tecnología. El rol de la inteligencia de datos en la transición energética de las flotas de buses es brindar un análisis cuidadoso de las características de las líneas, el tráfico local y la topografía de cada ruta, con el fin de determinar qué línea tendrá una mayor adherencia al modal electrificado. Además, contribuir a dar mayor transparencia al proceso de cambio de matriz, con información clara a la población sobre los beneficios y ventajas de esta medida.

Con una gestión inteligente y basada en datos, combinada con avances en el proceso de electrificación de flotas, será posible acelerar con más fuerza la transición hacia un escenario de cero emisiones en el transporte público. Un objetivo a perseguir, fundamental para mitigar el impacto del calentamiento global en la vida de los habitantes de las zonas urbanas y que, además, beneficia a la salud de toda la población, sean o no usuarios del transporte público.

Mirando hacia el futuro, las ciudades que buscan resolver los desafíos de movilidad ahora aprovechando el transporte público estarán mejor preparadas, con sus economías más resilientes y sostenibles, para enfrentar las disrupciones que están por venir.

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