Por José Alberto Llavot, Gerente de Preventa y Desarrollador de Negocios en Schneider Electric para México y Centroamérica.
La acelerada expansión de la inteligencia artificial, el cómputo de alto rendimiento y la digitalización masiva están transformando por completo el ecosistema de los centros de datos. Hoy, estas infraestructuras no solo deben garantizar disponibilidad y potencia, sino hacerlo de forma sostenible y eficiente. En este contexto, el enfriamiento se ha convertido en un elemento estratégico en la era del enfriamiento de los data centers.
Según la Agencia Internacional de Energía (IEA), el consumo eléctrico global de los centros de datos podría duplicarse para 2030, alcanzando los 945 TWh, cerca del 3% de la demanda energética mundial (IEA, 2024). En Estados Unidos, estas instalaciones ya representan 176 TWh anuales, equivalentes al 4,4 % del consumo nacional (Congressional Research Service, 2023).
Esta tendencia evidencia que el consumo energético no proviene únicamente del procesamiento, sino también del soporte operativo: los sistemas de refrigeración pueden representar entre 7% y 30% de la electricidad total de un centro de datos (Pew Research Center, 2025). Alcanzar un Power Usage Effectiveness (PUE) cercano a 1.1 —como los líderes mundiales— requiere innovar en la forma de disipar el calor y optimizar la infraestructura térmica.
De enfriar con aire a enfriar con innovación: el salto a la refrigeración líquida
El aumento en la densidad de potencia de los racks impulsado por GPUs y cargas de IA ha llevado al límite las soluciones de aire tradicionales. Las nuevas arquitecturas de refrigeración líquida directa (DLC) capturan el calor justo en la fuente —CPU o GPU— mediante placas frías y lo transportan a través de un fluido dieléctrico, reduciendo el consumo eléctrico y la dependencia de grandes sistemas de aire acondicionado.
De acuerdo con Schneider Electric esta tecnología puede incrementar la densidad por rack, disminuir hasta 40% las intervenciones de mantenimiento y reducir el OPEX en 20%, al optimizar la gestión térmica y mejorar la confiabilidad operativa.
Además, permite reutilizar el calor residual, lo que contribuye directamente a los objetivos ESG de las organizaciones al reducir su huella de carbono e hídrica. En regiones donde la electricidad y el agua son factores críticos —como América Latina—, esta eficiencia no solo es una ventaja tecnológica, sino una estrategia de competitividad.
Hacia una infraestructura más eficiente y sostenible
La adopción de refrigeración líquida implica nuevos retos: mayor inversión inicial, ajustes en el diseño de la infraestructura y coordinación entre las áreas de TI e ingeniería. Sin embargo, el retorno de inversión se traduce en menor consumo energético, mayor capacidad de cómputo y mayor estabilidad térmica a largo plazo.
Schneider Electric, a través de la línea Secure Power, acompaña esta transición con soluciones integrales como EcoStruxure Data Center y módulos compatibles con refrigeración líquida, que integran energía, enfriamiento y software de monitoreo inteligente para maximizar el rendimiento y la sostenibilidad.
En un escenario donde cada kW cuenta, enfriar bien ya no es un gasto: es una decisión estratégica. La revolución energética en TI ya está en marcha, y los líderes que inviertan hoy en tecnologías de enfriamiento avanzadas definirán el futuro de los centros de datos más sostenibles y resilientes del mañana.






