¿Cuáles son los ingredientes clave para el éxito de una iniciativa IoT?
Por Alejandro Girardotti, director Regional de Conectividad, Medios e IP, de Lumen, LATAM
La 4ª revolución industrial avanza a paso redoblado: según datos recogidos por Lumen, el 91% de los tomadores de decisiones de IT del mundo cree que la habilidad de adquirir, analizar y explotar los datos determinará los liderazgos empresariales en el futuro inmediato.
En este contexto, cobra cada vez más importancia internet de las cosas (o IoT, por sus siglas en inglés): la tecnología que permite conectar elementos físicos a internet, desde una lámpara hasta una máquina de producción, pasando por un vehículo. Estos elementos tienen sensores que informan sobre el estado, el comportamiento o las anomalías que ese elemento físico pudiera presentar. De esta manera, es posible monitorearlos a distancia, anticipar fallas u optimizar su uso, entre muchos otros beneficios. De acuerdo con datos de Statista, el número de dispositivos conectados a internet en todo el mundo crece a un ritmo exponencial y se estima que llegará a los 25.400 millones de unidades para 2030.
Sin embargo, muchas veces se cree erróneamente que una estrategia de IoT se agota en la instalación de los sensores o en la conexión de dispositivos a la red. En realidad, la riqueza de estos proyectos y las probabilidades de obtener el máximo valor agregado provienen de incorporar el ingrediente clave en la fórmula: una adecuada arquitectura de conectividad.
La importancia del perímetro
Una empresa que avanza sobre una iniciativa de internet de las cosas sin haber evaluado antes la implementación de edge computing, por ejemplo, difícilmente pueda vislumbrar los resultados que espera. Por su propia naturaleza, los dispositivos conectados a IoT generarán un enorme volumen de datos que, si no son analizados en el mismo perímetro en que fueron creados, deberán viajar hasta el centro de datos, ser procesados allí, y volver al punto de partida.
Esto significa una mayor demora para obtener la respuesta -que puede ser fatal si la aplicación es crítica, por ejemplo, si está controlando los niveles de determinados químicos en un proceso de fabricación o el bienestar de una tubería en una instalación petrolera- y una peor calidad de la experiencia para el usuario. De hecho, muchas aplicaciones se vuelven incluso inviables: una cámara de reconocimiento de rostros puesta por motivos de seguridad no puede esperar largos tiempos de procesamiento: necesita el resultado en tiempo real.
En conclusión, la computación de borde ofrece el modelo más eficiente para actuar sobre los datos más cerca del ser humano o la máquina que los genera o los necesita y el camino para resolver los desafíos más difíciles que puede plantear una solución de IoT. No es casual que un informe reciente de Forrester Research haya destacado que el crecimiento de IoT y de la computación edge están fuertemente relacionados.
La plataforma como elemento clave
El otro punto clave es la existencia de una plataforma como la que provee Lumen, que haga de interfaz entre la arquitectura combinada entre nube y edge y las aplicaciones de última generación.
Esta plataforma cumple algunos objetivos clave. Por un lado, gestiona los recursos de red de manera óptima, generando latencias (es decir, el tiempo que tarda en viajar un paquete de datos entre el origen y el destino) de menos de 5 milisegundos y promoviendo la escalabilidad para que subir datos, independientemente de cuán grande sea el volumen generado, sea una verdadera experiencia en tiempo real. Al mismo tiempo, protege los datos críticos -en un entorno IoT, prácticamente todos lo son- a través de un monitoreo activo de amenazas.
Las cosas como son: IoT no se trata únicamente de colocar sensores, sino de capturar datos y manejarlos con eficiencia y con una mirada estratégica para generar insights que permitan hacer crecer el negocio de cara al futuro.