Por Fernando Mogetta, Head of AI Consulting de Etermax AI Labs.
Uno de los principales avances tecnológicos de los últimos años ha sido la aplicación de inteligencia artificial (AI por sus siglas en inglés) en la cadena de valor de las empresas para mejorar y automatizar toda clase de procesos. La AI junto con otros avances tecnológicos, han transformado el mundo del trabajo, tal como lo conocíamos. El nuevo rol de la tecnología ha ayudado exponencialmente a la economía de los países, generó nuevas ocupaciones y fueron transformándose las tareas que realizamos los hombres y mujeres por nuevas habilidades que necesitamos para abrirnos camino en el mercado laboral.
Cada vez más se implementa la inteligencia artificial y la automatización para realizar tareas monótonas y se reitera un debate económico, social y político sobre el reemplazo del ser humano por una máquina. Sin embargo, desde la primera revolución industrial, la tecnología crece exponencialmente en todos los sectores de la economía y con ello genera nuevas profesiones, ocupaciones y carreras. No se necesita ir demasiado lejos para comprenderlo: la tecnología ha permitido que millones de personas puedan trabajar de manera remota durante la crisis provocada por el COVID-19.
En la historia de la humanidad, la implementación de nuevas tecnologías crea nuevos trabajos que demandan tareas y habilidades que no existían en el pasado. Por eso, es de vital importancia centrarse en las transiciones del mercado laboral acompañando con políticas educativas acordes al nuevo escenario. Esta visión invita a una conversación que no se centra en el fin del trabajo sino en la transformación del futuro del trabajo.
La OCDE (Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos) estima que más de mil millones de empleos, un tercio de la fuerza laboral mundial, serán transformados por la tecnología en la próxima década. Para este año, el Foro Económico Mundial estima que se crearán 133 millones de trabajos en las economías desarrolladas para responder a las demandas de la cuarta revolución industrial. Contrariamente a lo que se proclama muchas veces, la inteligencia artificial y la automatización no son una amenaza para la demanda laboral: evolucionan los trabajos y también lo hacen las habilidades necesarias para desarrollarlos. Por este motivo, parece razonable considerar que la cuarta revolución industrial no traerá el fin del empleo, sino una transformación del mundo del trabajo tal y como lo conocemos hacia nuevas ocupaciones y tareas que aún no imaginamos.