Por Antonella Basile, Directora Comercial de VISMA Latam.
¿Quién no está cómodo allí donde lo esperan y valoran?… Pues de eso se trata, de que las organizaciones den como contraprestación no solo un salario y -en algunos casos- bonus por resultados; el concepto de ‘beneficio’ que hoy valoran los colaboradores (especialmente las nuevas generaciones: millennials y centennials) trasciende lo económico y se conecta más con lo emocional, con la salud mental, con la ‘felicidad’.
Estos beneficios no remunerativos surgen de la “preocupación” por los colaboradores, entendida como sinónimo de ‘me importa lo que te pase‘, te escucho, estoy atento a tus necesidades, más allá de un escritorio y una notebook.
La conversación sobre ‘cómo hacer para que la gente sea feliz en el trabajo’ no es nueva, sin embargo, tomó especial importancia a partir de la pandemia de COVID, cuando surgieron muchos casos de personas con necesidades diferentes, según el entorno en el que debían realizar sus tareas en modo ‘home-office’. Entonces, las organizaciones comenzaron a interesarse más sobre el entorno familiar/social de cada persona, la forma como vive, sus comodidades; y a la vez, sus expectativas, sueños y aspiraciones. De repente, las empresas se dieron cuenta que enviar una ‘silla gamer’ cómoda para estar conectados con el trabajo era un detalle muy bien recibido, que podría parecer algo menor, pero significaba un “me interesa que estés bien, cómodo, que trabajes a gusto”; lo mismo sucedió con el apoyo psicológico a algunos colaboradores, fue muy bien recibido y hasta “necesario” para seguir adelante en un contexto incierto y de desesperanza.
Los beneficios no remunerativos significan un ‘Te quiero contento, comprometido, haciendo lo que te guste. Quiero facilitar tu vida, tu bienestar. Quiero que seas feliz’.
Y así fue como en plena crisis numerosas organizaciones se dieron cuenta de que el beneficio que una persona espera no solo es ‘monetario’; y, de hecho, hubo gente tan identificada con el lugar donde trabaja que no se fue en los “momentos malos” solo por un salario superior.
El camino para definir el mejor beneficio
El gran desafío para los líderes y para RH es determinar cuáles son los mejores beneficios para cada colaborador. Cómo saberlo… Pues hay que comenzar por algo bien objetivo: medir el clima laboral, que va a mostrar cuál es el escenario, dónde estamos parados. Un clima emocional favorable en el trabajo es fundamental para cumplir las metas del negocio.
Lo primero es entender cómo es el clima laboral, ejercer una escucha activa, recoger las necesidades y preocupaciones de los colaboradores para proponer beneficios que se ajusten a sus expectativas y sueños. Luego, habrá que ajustar ciertos parámetros de modo de propiciar el mejor entorno posible para la experiencia diaria en el trabajo. Armar un plan de acción para cada colaborador en su entorno laboral (en su equipo de trabajo), para favorecer su bienestar, potenciar su motivación y animar permanentemente el compromiso con la empresa.
Toda esa información -sistematizada y digitalizada- permitirá realizar un análisis de situación, plantear escenarios a futuro y planificar un sendero de beneficios customizado para cada uno. Se puede elaborar un “menú de beneficios no remunerativos” por segmentos clasificados según expectativas del colaborador y plan de carrera, su momento de desarrollo profesional, etapa de crecimiento familiar, ciclo de vida en la organización, etc.
Vale destacar que existen ‘beneficios’ que son sencillos y de rápida implementación:
- Ambiente saludable y entorno de trabajo agradable, que invite a quedarse y a volver.
- Espacios confortables y con colores que estimulen la creatividad, en algunos momentos, y otros lugares que abracen para la reflexión y el relax.
- Horarios flexibles e incluso la posibilidad de trabajar con modalidad híbrida (días de home office y otros de presencialidad).
- Proporcionar nuevas tecnologías para facilitar el trabajo y promover la eficiencia.
- Capacitación que contribuya al crecimiento de los colaboradores, en función de un plan de carrera consensuado.
- Actividades de entretenimiento para fomentar los vínculos entre pares, trabajo en equipo, programas de interacción fuera del espacio laboral (happy hour, yoga para relajarse en equipo, encuentros de reflexión, desayunos de equipo para ‘no’ hablar de trabajo, cata de vinos, ‘noche de cine’, campeonato de fútbol o de truco, ‘bicicleteada con las familias’, un fin de semana todos con familias en una estancia, etc.). Conocer más al otro nos hace entenderlo mejor.
- Actividades lúdicas para estimular la creatividad y el pensamiento innovador; por ejemplo: ‘salas de escape’, acertijos, etc.
- Clínicas o charlas con expertos en temas que no tengan nada que ver con el trabajo: arte, historia, tecnología, sociología, comunicaciones, deportes, gastronomía, cocktelería, tejido, costura, meditación, etc.
- Actividades para los colaboradores y sus familias en la organización. Por ejemplo: festejar el día del niño con hijos/sobrinos/ahijados, el día de visitar el trabajo de papá/mamá/el hijo o hija/el tío o tía/la pareja, etc.
- Programa de ‘referidos‘ al momento de necesitar contratar más talento. Nada mejor que alguien de adentro recomiende a alguien externo trabajar en la organización; es la mejor publicidad y, además, fomenta la camaradería y un networking de relaciones de confianza y empatía que favorece el éxito del negocio.
- Festejar todo lo que se pueda. Fiestas para celebrar aniversarios, por los éxitos alcanzados, pueden ser con sorteos atractivos y se puede invitar a las parejas de los colaboradores, de modo de propiciar un espacio de encuentro laboral/social, festejando los buenos resultados y energizando al equipo para el próximo desafío. Hacer participar a la familia hace que el compañero o la compañera entiendan los esfuerzos, las llegadas tarde, sepan que son por algo más trascendente y que se los participa del éxito y de su propio sacrificio en ese camino al éxito.
Contribuir a hacer felices a los colaboradores da felicidad en el ambiente. La felicidad se contagia, tiende puentes de buena voluntad que generan oportunidades para ayudar a los otros a superarse y, también, a alcanzar la felicidad. Este estado de bienestar favorece la salud mental, el equilibrio entre cuerpo-mente-espíritu.