Internet de las cosas requiere estándares abiertos
El concepto “Internet de las cosas” describe una amplia gama de dispositivos conectados a Internet –aparatos, sensores y objetos y sus representaciones virtuales– “cosas” todas manejadas, inventariadas y controladas de forma inalámbrica. La firma de investigación de mercado ABI Research, estima que habrá más de 30.000 millones de dispositivos conectados de forma inalámbrica para finales de la década. Por su lado, Gartner Group predice que para el año 2020, el valor agregado y el beneficio económico de Internet de las cosas superarán los US$19.000 millones.
Internet como la conocemos en la actualidad está compuesta mayoritariamente por computadoras y dispositivos que son completamente dependientes de los datos capturados y creados por los seres humanos. La gente escribe documentos, crea bases de datos y sube imágenes y videos. De acuerdo con el tecnólogo Kevin Ashton –quien acuñó el término «Internet de las cosas»–, para el año 2020 se verá casi exactamente lo contrario, ya que cientos de millones de dispositivos conectados a Internet utilizarán principalmente la información que se origina en otros dispositivos. Esto también se conoce como comunicaciones de máquina a máquina (M2M), un segmento de rápido crecimiento en el mercado de los sistemas embebidos.
Ashton afirma que la próxima generación de “Internet de las cosas” tiene el potencial para cambiar el mundo. Al dejar de lado a los seres humanos como los principales creadores y distribuidores de la información, “Internet de las cosas” se transforma en una entidad ultra-eficiente y auto-organizada que se encarga de todos los detalles mundanos, permitiendo que los seres humanos se enfoquen en las ideas.
Ante este panorama, las actuales tecnologías de computación y la infraestructura de red necesitan una reforma, ya que las exigencias de la computación de última generación y las redes de Internet tienen que mejorar los protocolos de interoperabilidad, el procesamiento estandarizado y las interfaces de comunicación para derribar las barreras entre las diversas plataformas informáticas, dispositivos y sistemas operativos. Si esos esfuerzos fallan, el desarrollo de “Internet de las cosas” se verá seriamente obstaculizado. En el peor escenario, será una “Internet de Babel”.
Para que esto ocurra, la comunicación debe tener lugar en múltiples niveles, desde el hardware que comprende las bases físicas de la “Internet de las cosas” –las piezas de cómputo internas de cada dispositivo– a los protocolos de comunicación y metodologías que los enlaces desde un dispositivo a otro y desde el dispositivo a la nube y viceversa.
La buena noticia es que esto ya está sucediendo. Una nueva arquitectura de computación abierta llamada Arquitectura de Sistemas Heterogéneos (HSA, por sus siglas en inglés), con herramientas de programación equivalentes, se está convirtiendo en el estándar industrial de última generación, integrando diferentes tipos de microprocesadores y elementos de cómputo.
Este diseño heterogéneo, combina gráficos y motores de cómputo para producir un rendimiento más rápido y mejores resultados visuales con un consumo de energía mucho más bajo. Esto se hace mediante la mezcla de las operaciones de procesamiento serial de CPU convencionales con las capacidades de procesamiento paralelo de unidades de procesamiento gráfico (GPU) y optimizando los procesadores digitales de señal (DSPs) y otros aceleradores de rendimiento. El resultado es mucha mayor eficiencia a medida que los diferentes elementos de cómputo trabajan juntos a la perfección.
La Fundación HSA es un consorcio que agrupa a los líderes de la industria de la computación, entre ellos AMD, ARM, Imagination Technologies, LG Electronics, Mediatek, Oracle, Qualcomm, Samsung, Texas Instruments y más de 40 compañías adicionales. Esta agrupación se encuentra dedicada a la creación de un enfoque más eficiente para la arquitectura de cómputo. Además de sus obvios beneficios de rendimiento, otro atributo clave de la arquitectura es la portabilidad en todos los dispositivos informáticos. Las aplicaciones escritas utilizando herramientas HSA se moverán fácilmente a través de las distintas plataformas compatibles, lo que permite una programación única que se puede gestionar prácticamente desde cualquier lugar. Esto aumentará enormemente la compatibilidad para muchas aplicaciones dentro de la Internet de las cosas.
Las plataformas heterogéneas están actualmente emergiendo en cada sector de la computación, desde equipos de alto rendimiento y servidores hasta tablets, teléfonos móviles y dispositivos embebidos. Impulsando la eficiencia y nuevas capacidades de procesamiento, estos sistemas permiten abrir caminos hacia una nueva era en la arquitectura de sistemas informáticos y de innovación. Un paso fundamental para la conexión de los 30.000 millones de dispositivos de “Internet de las cosas” en 2020.