Transformación Digital: ¿listo para la próxima etapa?
En los últimos años, el número de dispositivos conectados creció exponencialmente y la tendencia es que aumente aún más: el sector de investigación de BI Intelligence, estima que para el 2020 habrá 34 mil millones de éstos. Si unimos esta información al hecho de que las aplicaciones en la nube, la virtualización de servicios, la digitalización de procesos, entre otras tecnologías, también abren caminos en distintos mercados, es más fácil entender la segunda fase de la transformación digital: generar valor a partir de los datos.
La primera fase de la transformación digital tiene como foco la masificación de la comunicación digital, el aumento de la movilidad y el uso de nuevas tecnologías para ganar eficiencia y productividad. Estos nuevos ambientes generan muchos datos; sin embargo, buena parte de las empresas todavía no utilizan el valor de esa información, pero la tendencia es que este escenario cambie: Gartner indica que el 60% de las empresas van a explorar nuevos modelos económicos hasta el 2020, modelos que tal vez no existen todavía, pero que surgirán a partir de los datos.
Además, se estima que en 2020 el universo digital llegará a 40 billones de gigabytes, o sea, serán 5,2 mil gigabytes de datos para cada persona en todo el mundo, según IDC.
En este contexto, es necesario garantizar que el flujo de los datos suceda de modo estructurado para que la información sea aún más relevante para tomar decisiones, maximizar las ventas y mejorar la experiencia del cliente. El primer paso, por lo tanto, es entender el recorrido de datos, que se divide en seis fases:
1. Recopilación – implica la recolección de datos dentro de la infraestructura, que puede realizarse a través de sistemas, dispositivos de IoT, nube y otras fuentes de información.
2. Transporte – se realiza con soluciones de conectividad entre los usuarios o dispositivos y aplicaciones, utilizando la variedad de medios existentes, tal como LAN, WLAN, 4G/5G, red privada, internet, satélite y otros.
3. Protección – el transporte de los datos exige extremar la seguridad a través de los diferentes caminos y destinos —internet, nube, de un ambiente público a uno privado, etc.— lo que demanda un fuerte y variado aparato de seguridad de la información y mitigación de riesgos, adecuado a cada ambiente en el que se encuentre momentáneamente el dato. La seguridad también debe considerar los puntos de conectividad móviles, ya que la movilidad de los usuarios expande o elimina los límites de la infraestructura.
4. Almacenamiento y procesamiento – los datos se deben encaminar hacia lugares que permitan el procesamiento, utilizando plataformas privadas o servicios de infraestructura, como por ejemplo la nube. Hasta aquí, es fundamental una estrategia integrada de transporte y de protección de datos.
5. Análisis de datos – cuando todas las fases citadas anteriormente se hicieron correctamente, la próxima etapa es el análisis, que busca transformar el dato en información útil para el negocio. Acá comienzan las aplicaciones de la ciencia de datos, big data, inteligencia artificial y soluciones digitales, que extraen información e insights estratégicos del dato —que antes era bruto y descontextualizado— y aportan mayor inteligencia y nuevas aplicaciones para soportar diferentes áreas del negocio.
6. Repartición – finalmente, los equipos deben trabajar de modo colaborativo para encontrar soluciones holísticas, a partir del análisis de la información. Garantizar que la comunicación con clientes y equipos internos suceda de modo continuo y colaborativo y que los datos se utilicen para el desarrollo de nuevos proyectos e iniciativas es el resultado que se espera.
La mayoría de las empresas todavía están dentro de un proceso de maduración de esta visión integrada del recorrido de datos y, muchas veces, aún enfocadas en la optimización de una o dos de estas fases, una etapa normal en un proceso de cambio de cultura y madurez del proceso. Pero, invariablemente, el futuro digital va a exigir competencia y una planificación estratégica para integrar todas las fases. El recorrido es largo. Pero no hay espacio para mirar hacia atrás.