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Gestión del teletrabajo, oportunidad para el éxito organizacional

A pesar de haber implementado diversas estrategias, las organizaciones en el mundo, obligadas por la pandemia de Covid-19, comenzaron a considerar la reestructuración de su gestión con un modelo más flexible y que cobra mayor protagonismo por sus beneficios: el teletrabajo.

De acuerdo con el Ministerio del trabajo, el teletrabajo en Colombia ha aumentado en más de un 80 por ciento, mientras que el estudio Tendencias Globales de Talento 2021, de Mercer, indican que el 69 por ciento de los líderes empresariales en Colombia han desarrollado en sus campañas políticas y prácticas de trabajo flexibles, lo que indica que el home office se ha convertido en una tendencia en Latinoamérica.

Andrea Villamizar, CEO de Grupo Soluciones Horizonte (GSH), especializado en la transformación organizacional, considera que el trabajo a distancia es una nueva realidad que llegó para quedarse y a la cual las empresas deben adaptarse, pues las compañías que no lo hagan podrían desaparecer.

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Señala la líder de la firma: ‘Las empresas, en definitiva, que no estén dispuestas a transformarse, a implementar estas culturas remotas en sus organizaciones, sencillamente tienden a desaparecer. Somos las compañías ahora las que nos adaptamos a las personas, las que debemos conocer de forma y de lleno las necesidades’.

Por ejemplo, según cifras de los ministerios del Trabajo y de las TIC, mientras que en el 2018 había aproximadamente 122 mil teletrabajadores en Colombia, hoy cerca de tres millones de personas teletrabajan. Las estadísticas nacionales también apuntan que las cinco ciudades con mayor número de teletrabajadores son Bogotá -que apenas hace tres años llegaba a los 63 mil 995 colaboradores que trabajaban vía remota-, Medellín, Cali, Barranquilla y Cúcuta.

Para el gobierno nacional, el trabajo remoto ha permitido tener una mayor capacidad adquisitiva y progreso en los municipios, pues genera más empleos, y logra un aumento en la compra de nuevos bienes y servicios, produciendo más emprendimiento y bienestar, lo que significa una gran revolución para el país.

Villamizar Giraldo destaca: ‘Más que un beneficio, el teletrabajo es una necesidad, y todos los aprendizajes adquiridos a través de su implementación no pueden dejarse atrás. Hoy por hoy, las compañías deben adaptarse a los trabajadores y a sus necesidades, y valorar el talento, y aprovechar el trabajo a distancia. La tecnología la usamos para tomar decisiones más justas frente a los colaboradores, que son el centro de la compañía, pero también para ganar agilidad y optimizar los procesos’.

Los expertos agregan que, tanto las grandes empresas como las pequeñas y medianas empresas (Pymes), están transformando sus operaciones en torno a sus nuevas tecnologías al igual que cobra relevancia la transformación de su cultura organizacional incluyendo la experiencia de valor al empleado para con ello integrar el teletrabajo, conociendo de forma y fondo sus necesidades. Lo anterior, es clave para afrontar el crecimiento de la compañía.

Por ello, poner al trabajador en el centro, brindarle opciones y las herramientas suficientes para trabajar desde casa, brinda a cambio una mayor productividad y compromiso de los colaboradores para cumplir con las metas de la organización.

Afirma la fundadora de GSH: ‘El bienestar holístico es el trabajador en el centro. Gústenos o no, el trabajador es el que va en el centro, y la cultura que no puede ser estática debe satisfacer sus necesidades de desarrollo, crecimiento y bienestar. Por supuesto, a cambio obtenemos la productividad, un mayor desempeño, crear e innovar de la mano de la alta dirección, entre otras cosas’.

Sin embargo, la implementación del teletrabajo en una organización requiere de un proceso de gestión del cambio que, a decir por el gobierno colombiano, incluye la revisión de las condiciones necesarias en las áreas de Gestión Humana, Jurídica, Tecnología de la Información y Comunicaciones, para identificar su situación actual y los ajustes que se requieren.

Cierra Andrea: ‘Lo que necesitamos es trabajar con los líderes, formando ese liderazgo empático. También transformar la cultura a una cultura remota, donde no vamos a estar presentes; donde la tecnología la usemos, pero para humanizar, para el bien de los colaboradores. Tenemos unos valores como compañía y sabemos en qué no podemos exceder. Por lo tanto, no debería necesitarse una ley para poder aterrizar esto a una cultura remota y poder así avanzar juntos para construir y lograr los retos de las compañías’.

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