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Ensayos de integración como prueba del algodón en un Data Center
Hace algunos meses PQC terminó la realización de los ensayos de integración de la segunda fase de construcción en el Data Center que la compañía Entel tiene en Ciudad de los Valles (Santiago de Chile). En no más de una semana, la instalación fue verificada por los técnicos del Uptime Institute y otorgada la certificación Tier III a la construcción, sello que fue colgado en la página UI con fecha 7 de marzo.
Anteriormente, otras compañías de la talla de IBM, Telefónica, Interxion, BBVA, D´ALiX, etc., en España, habían sido el objeto de trabajos similares, para los que se requiere, obviamente, una profunda especialización.
Las labores de commissioning, aplicadas al sector de los Data Centers llevan varios años de existencia y son una constante en los países de mayor vanguardia tecnológica. En concreto, en USA no hay proyecto de un cierto nivel que no lleve de la mano esta especialidad como garante de la calidad de todo el proceso y con independencia de cualquier oficina de gestión técnico-económica del mismo.
Si el commissioning era un asunto reservado para los proyectos de envergadura, como una garantía de calidad para todo el proceso, su aplicación al mundo de los Data Centers era cuestión de minutos. Sin embargo, tanto en España como en Latinoamérica, la generalización de esta actividad ha tardado un poco más.
El concepto es bien sencillo. Si la instalación es lo crítica que parece, y no hay más que ver las caras cuando algo va mal, ¿no sería deseable encargar la vigilancia del proceso a un experto tercero que no tenga interés alguno en otra cosa que no sea la satisfacción del usuario final?
Dentro de este tipo de trabajos, y sin que ello reste importancia al resto de etapas de un commissioning formal, dos son las fases que más sorpresas deparan y en las cuales hemos incidido especialmente durante los últimos tiempos. La revisión del diseño y los ensayos de integración.
La revisión de diseño no constituye, en principio, una fase consolidada en un commissioning formal (la denominamos fase 0), pero, a la vista de la experiencia de los últimos años, podemos afirmar que es una etapa que no debe pasarse por alto (de hecho, contratar una revisión de pares, o peer review, es una alternativa cada vez más usual).
Contra lo que en principio podría parecer, tratándose del tipo de proyectos del que se trata, en la revisión de diseño aparecen, con bastante más frecuencia de lo que cabría esperar, tres tipos de desviaciones. Las de aquellos diseños que no llegan a cumplir las necesidades reales de la propiedad o las rebasan en exceso, las de los que no cumplen los requisitos del nivel de topología prescrito (Tier u otros) y las que, directamente, presentan errores de diseño o cálculo que hacen el proyecto, o inviable, u obligan a una modificación a la baja de las prestaciones inicialmente requeridas.
Si esta revisión se efectúa a tiempo (por ejemplo, antes de la adquisición de los componentes principales del sistema), el cambio de dirección no supone excesivo esfuerzo. Sin embargo, hecha con posterioridad sólo sirve para constatar los errores cometidos (que no es poco), sin que haya mucha oportunidad de corregirlos.
La segunda fase que queremos destacar, y da título a estas consideraciones, es la de realización de los ensayos de integración o combinación (IST en la literatura internacional). De alguna forma, se trata de un ensayo general, para el que, previamente, cada instrumento ha ensayado su partitura a nivel individual y todo el sistema se encuentra preparado (al menos eso sería lo deseable) para acometer la primera representación en conjunto. Y en la mayoría de las ocasiones, sobre todo en aquellos DCs de mayor nivel, existe más de un conjunto, y no por atender las necesidades orquestales típicas de una ópera de Wagner o una sinfonía de Mahler, sino por si a una se le ocurre dejar de tocar en bloque.
En un Data Center hay hasta 16 subsistemas que interactúan y de cuya buena coordinación depende sobremanera el éxito de la operación. Por ello, todo lo que se pueda probar, todas las combinaciones que, de forma esperada o inesperada, se puedan presentar en el día a día de la instalación deben ser probadas. Es el único espacio de tiempo donde nos van a permitir hacer determinadas cosas, por lo que no debemos dejar pasar esta excelente oportunidad.
En esta representación, que dura varios días, se trabaja sobre distintos escenarios y con intérpretes variados, con toda suerte de combinaciones y lo que es imprescindible es disponer de una, bien desarrollada, tabla de ensayos donde se incluyen el concepto a ensayar, las condiciones de partida, los participantes necesarios, lo que se espera de la prueba y una casilla en blanco para anotar los resultados y, sobre todo, las desviaciones observadas. Para diseñar estos procedimientos es necesario, además de tener una amplia experiencia en este tipo de entornos, haber analizado a fondo el proyecto concreto, bien en la fase 0 ya citada con anterioridad o, directamente, con unas semanas de antelación a la fecha en la que deba entregarse el protocolo de actuación propuesto.
Existen dos apartados, también imprescindibles para estas pruebas. Por un lado, la presencia de los proveedores de los principales equipos que componen la infraestructura electromecánica que, coordinados por el Consultor, deben estar presentes en aquellos momentos donde se lleven a cabo las pruebas más específicas de su producto y, por el otro, la dotación de una carga que suponga, a la vez, una simulación de la carga IT en lo que respecta a consumo eléctrico y una carga térmica que haga funcionar al sistema de refrigeración al nivel de carga de diseño, o incluso mayor.
Para cubrir esta necesidad, se recurre a la colocación de calefactores individuales de distinta potencia, a grandes bancos de carga o a una mezcla de ambas cosas. Lo ideal sería poder reproducir el posicionamiento real que van a tener las cargas IT en la sala, pero ello resulta inviable, por lo que la forma de colocación debe resultar de un compromiso entre ese objetivo y la sencillez de los conexionados.
Estos ensayos, con los que se pretende cubrir todas las posibilidades existentes, son el equivalente a lo que era la prueba del algodón para los productos de limpieza (¡el algodón no engaña!). Estamos tratando con instalaciones dotadas en su mayoría de niveles de redundancia encaminados a poder hacer frente a situaciones de emergencia sin que las exigencias a las que vayamos a someterle tengan que afectar en absoluto a la continuidad del servicio.
PQC ha sido pionera en España en el desarrollo de trabajos de esta naturaleza para Data Centers, siendo la más reciente experiencia la ya citada en las primeras líneas y pertenece a la colaboración con la empresa Entel en Chile. Otras cuantas vinieron antes y cada una, se beneficia de las experiencias anteriores.
En este caso se produce una convergencia entre dos tipos de trabajo que hemos venido realizando a lo largo de los últimos años. Por un lado, el ya histórico y consistente en realizar diagnósticos sobre las causas de caída de Data Centers donde ya se había producido un fallo en la continuidad del sistema (el temido cero). Por el otro, la realización de unas pruebas que, en el fondo, tienen el mismo objetivo, pero desde otro punto de vista, el de, con toda la experiencia acumulada, intentar provocar una caída ahora que se puede y tomar las medidas para que tal situación nunca vuelva a repetirse.
Si las pruebas pueden ser desarrolladas en toda su extensión, el éxito está casi siempre garantizado y si, además, se consigue el “efecto hacker”, pues muesca a un cinto que, al menos en PQC, ya dispone de unas cuantas ranuras.
En definitiva, la presencia de un especialista en la materia es siempre un valor añadido en cualquier fase de cualquier proyecto y, mucho más si cabe, si se trata de un Data Center. La visión independiente de un tercero, además de todas las mejoras técnicas que pueda aportar en función de su experiencia, va a significar, sin duda, que los ojos de la Propiedad puedan ver, a través de los suyos, la realidad de una situación que debe conducir, al final, a donde debe llegarse. Una operación redonda del sistema.