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Fintech, Insurtech, Legaltech… Y ahora, la hora de la IPTech

Con la llamada industria 4.0, la aparición de neologismos “-tech” se ha disparado. Un reflejo evidente de cómo la tecnología se ha convertido en un elemento omnipresente en todas las áreas e industrias. Tal vez “Fintech” sea el más popular de estos neologismos, pero los “-tech” agregados a los sectores asegurador, inmobiliario, educativo o incluso al mundo de la gastronomía, o el sector público, no se quedan atrás a la par que empresas y consumidores los adoptamos rápidamente.

Entre 2017 y 2018 el BID ya identificaba un 66% de crecimiento en el número de emprendimientos Fintech en América Latina -con ejemplos espectaculares como el del principal “neobanco” del mundo, Nubank, o multitud de billeteras electrónicas que tienen, además, un componente importante de inclusión financiera-. La inversión durante el año 2020 en el sector Insurtech latino alcanzó los USD 94 millones, representando un crecimiento del 94% con respecto al 2019, según el experto en el tema Hugues Bertin.

En el caso de la “Proptech”, en 2019 ya se habían identificado más de 350 empresas en Argentina, Brasil, Chile y México, según el portal RealEstate Market & Lifestyle, con ejemplos que van desde el uso de realidad aumentada, hasta marketplaces, pasando por la gestión optimizada de big data para acelerar los procesos de compraventa de bienes.

CAT

El sector de servicios legales no ha sido la excepción y, a pesar de que tiene fama de estar especialmente arraigado a la tradición, la tecnología ha venido haciendo de las suyas -para bien- desde hace unos años. Además, el 2020 con su salto obligado y acelerado al teletrabajo le dio un impulso contundente a un proceso de digitalización que no tiene vuelta atrás.

El capítulo colombiano de Legal Hackers, en su “Mapa Legaltech Colombia”, identificaba en 2020 más de 100 proyectos que incluyen servicios de sistematización de jurisprudencia, automatización de contratos, marketplaces, emprendimientos que ofrecen servicios de manera 100% online, softwares para la gestión administrativa de firmas de abogados, o al servicio de trámites de propiedad intelectual, por ejemplo.

Así las cosas, podríamos entender este fenómeno de legaltech desde tres vertientes principalmente:

1.     Uso de la tecnología para la optimización del funcionamiento del negocio y en la prestación del servicio.

2.     Tecnología como parte fundamental de los productos técnicos y legales ofertados al cliente.

3.     Un área de trabajo que trae consigo nuevos retos, nuevas inquietudes y oportunidades.

En el caso específico de la Propiedad Intelectual, la relación con el mundo de la tecnología es especialmente estrecho. El boom de nuevos modelos de negocio digitales, la producción de generación de contenido, el desarrollo de innovaciones apalancadas por tecnologías, la virulencia de las redes sociales, el dato como activo intangible y omnipresente en el cotidiano profesional y personal, el avance de la inteligencia artificial y del IoT, la extensión del uso del Blockchain y de los NFTs entre otros, dan fe de un entorno digital propicio para la generación de nuevas ideas que multiplican los artículos sobre robots abogados y plantean preguntas fascinantes sobre la autoría, la responsabilidad, la reproducción, y el control de las infracciones. Todo esto multiplicado en un entorno de en el que los límites geográficos, -entre lo real y lo digital, lo público y lo privado, de lo ético y de lo permitido- están cada vez más diluidos.

En la era de la información, de lo inmaterial y del distanciamiento físico, el activo intangible ocupa un rol fundamental como elemento central de los negocios, pero también como unidad de valor de la empresa. De ahí que la IPTech -Intelectual Property + Technology- represente un campo de especial dinamismo, interés e importancia para dar certidumbre, mitigar riesgos, identificar oportunidades y valorar nuestros negocios en un mundo que pareciera que va más rápido que la regulación misma.

De ahí también que las herramientas que ponen la tecnología al servicio de la propiedad intelectual -como Idectory, con su motor de inteligencia artificial para navegar en bases de datos de patentes, o las plataformas de Blockchain para el registro de evidencias- estén abogadas, en los años a venir, a convertirse en servicios básicos para gestionar de manera estratégica todas esas nuevas ideas que surgen al interior de nuestras organizaciones.

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