IOT es una mina de Oro
“Internet de las Cosas” (IOT) parece ser el término de moda y el tema obligado de conversación en cualquier mesa de profesionales de tecnología. El concepto no es nuevo. En ámbitos industriales desde hace décadas se ha implementado a través de maquinaria provista de sensores que transmiten telemetría a través de redes IP a monitores o sistemas centralizados que administran estos dispositivos y toman acciones sobre los procesos. En el ámbito de los consumidores, sin embargo, la aplicación es más revolucionaria, y representa el punto en el cual el mundo del ciberespacio se encuentra con el mundo físico, con el mundo real, para interrelacionarse de modos sorprendentes.
Una heladera registra las salidas de stock y confecciona una lista de compras para enviar electrónicamente al supermercado cuando se haya acabado la leche. Una cámara IP envía una notificación a mi reloj inteligente y me permite observar desde cualquier lugar del mundo lo que sucede en mi hogar cuando detecta un movimiento no usual. Una aplicación en mi vehículo recolecta mis hábitos de conducción, e informa a mi compañía de seguros para que ajuste el valor de mi póliza si el mismo es seguro. Un rastreador de actividad física en mi muñeca filtra del menú electrónico de un restaurant los platos que mi cuota de calorías diaria me permite consumir. Termostatos inteligentes, alarmas, cámaras, máquinas expendedoras, sensores de todo tipo conectados a internet y a un complejo ecosistema de jugadores de diversas industrias con implicaciones específicas. Las aplicaciones son infinitas, las posibilidades económicas enormes, y algunos usos potenciales –honestamente- aterradores.
Una organización que pretende sacar provecho de esta tecnología, requerirá mínimamente de tres cosas: 1) Una infraestructura sobre la cual construir la solución de IOT; 2) Herramientas para administrar y provisionar millones de dispositivos en esa infraestructura; y 3) Una forma de recolectar, almacenar y analizar enormes volúmenes de datos; para luego traducir esos datos en acciones significativas que sean percibidas por los usuarios como realmente beneficiosas.
Básicamente, toda solución de IOT requerirá conectividad, comunicación móvil, administración, infraestructura de IT, seguridad y un ecosistema de proveedores de una industria específica o de múltiples industrias con los cuales interactuar a la hora de accionar.
Vehículos, relojes, lentes, cámaras, artefactos del hogar y ciudades enteras conectadas a soluciones de IOT requerirán sin dudas un nuevo modelo de seguridad que deberá ser flexible, micro-segmentado y escalable. Asimismo será necesario implementar mecanismos de orquestación del aprovisionamiento de aplicaciones y datos para todos estos dispositivos, algo similar a lo que hoy hacen las herramientas de MDM (Mobile Device Management) con los teléfonos y tabletas.
IOT es una mina de oro, no sólo para empresas de tecnología capaces de brindar estos mecanismos de seguridad, orquestación de aprovisionamiento y administración de dispositivos, sino para todas las industrias que descubran cómo ofrecer servicios novedosos y ventajosos a sus consumidores finales.