¿Cómo administrar las operaciones de TI en un mundo digital?
La transformación digital es un concepto de la actualidad, y aunque es algo muy comentado por los ejecutivos y profesionales de TI, son pocas las empresas que, de hecho, son totalmente digitales. Y es que sería un error pensar que tenemos que empezar a prepararnos para esta transformación como si se tratara de un acontecimiento con fecha programada para revelarse, cuando lo cierto es que ya está sucediendo.
Lo que algunas organizaciones aún no han entendido, o no quieren darse cuenta, es que si su industria no se ha visto afectada, con seguridad pronto lo estará. Y los cambios que lleguen podrán provenir de un competidor, o de alguien que actualmente no pertenezca al mismo mercado, o inclusive de alguien que ni siquiera existe en la actualidad. Pero después de todo, ¿qué es la transformación digital? Bueno, no es simplemente tener una app para un smartphone, o trasladar todos los datos a la nube. La transformación digital implica un cambio de mentalidad, en donde las TI no representan ya un área de apoyo, sino que configuran la médula de la empresa.
En este escenario, el nivel ejecutivo de TI se encuentra en una encrucijada, porque por un lado su área debe mantener los servicios antiguos o tradicionales en funcionamiento pero actualizados, pero por otro lado necesita ser rápida y flexible para entregar nuevos servicios en plataformas y formatos diferentes. Este es el formato bimodal, porque se trata de dos TIs con objetivos y resultados diferentes. ¿Y cómo puede contar la empresa con dos equipos y dos ambientes productivos? ¿Los desafíos no son demasiado grandes para una sola área de TI? Tal vez ahora la transformación digital no parezca tan sencilla.
La clave consiste en que las operaciones de TI soporten la transformación digital, y garanticen que algunas capacidades básicas sean puestas en práctica, como son la interactividad y facilidad de uso para los clientes y ejecutivos, quienes comunmente utilizan aplicaciones “tipo Google”, que responden preguntas e integran información.
Al mismo tiempo, otra capacidad fundamental que deben considerar es que deben poder actuar en ambientes heterogéneos aprovechando lo mejor de cada uno de ellos, como por ejemplo la escalabilidad de las nubes públicas como las de Amazon (AWS) y Microsoft (Azure), sin perder sus inversiones en ambientes privados (físicos y virtuales). Obviamente, hay capacidades que se gestionan en silos pero, a partir de ahora, tendrán que cubrir todo el ciclo de vida de servicio de negocio, tales como la administración de servicios de TI (ITSM), la seguridad y el cumplimiento. Estas capacidades deben atender esas TI dobles y responder adecuadamente a sus requisitos.
Todas estas cuestiones solo pueden ser llevadas a cabo con un uso sistemático y estructurado de la automatización, que no se atenga a un producto o fabricante, pero que permita a los encargados de TI atender sus operaciones diarias y pensar en innovaciones futuras. Este proceso de automatización madurará a medida que el mercado cambie y se enfrenten a nuevos nuevos, pero siempre con la mira de mejorar. También permitirá que muchas de estas capacidades están integradas y actúen como un sistema inteligente y autónomo, siempre que sea posible. Puede parecer surrealista, pero varias empresas ya lo están poniendo en práctica: En vez de gastar horas tratando de resolver crisis, están implementando sistemas que identifican, priorizan y, en algunos casos, auto-arreglan sus ambientes.
La empresa que piensa en el cliente y automatiza sus procesos, no solo gana por ofrecer confianza, costo, credibilidad y seguridad diferenciados, sino que también obtiene fidelidad, capacidad de administrar más usuarios y expandir sus servicios hacia nuevos mercados. Todo esto por medio de tecnologías ya disponibles y con base en la infraestructura tecnológica de las compañías, que además ayuda a configurar valiosos atajos para la transformación digital.