Las malas y buenas noticias del e-commerce
Un fuerte incremento experimentaron las ventas online el año pasado en Chile. Según cifras de la Cámara Nacional de Comercio (CNC), dichas transacciones registraron durante el año 2015 un aumento de un 29,7% y representaron, en el segundo semestre, un 11,6% del total de las compras efectuadas en Chile en el período.
Como suele suceder con las estadísticas, éstas pueden interpretarse de distintas maneras, según sea el aspecto donde se ponga el mayor acento. Pero, en general, si consideramos el momento económico del país y de la región, el alza de las ventas online nos dice que se trata de un sector dinámico y en pleno proceso de expansión.
Lo que nos revela que los clientes o usuarios han ido dejando de lado las viejas aprehensiones respecto de la seguridad de sus datos y de las transacciones electrónicas. Por otro lado, se ha ido ampliando y consolidando cada día más el espectro de servicios y productos que se compran o contratan vía Web, más allá de que aún existan sectores que presenten un ritmo de crecimiento poco significativo. Son noticias alentadoras, que merecen destacarse.
Sin embargo, este contexto positivo también presenta otra cara. Por ejemplo, se abren las puertas para que los ciberdelincuentes aumenten el universo de potenciales víctimas. Por ello, no está de más recordar algunas medidas de seguridad básicas que, para los más avezados, podrían resultar obvias, pero que son decisivas para prevenir fraudes electrónicos y robos de identidad, especialmente para aquellos clientes o usuarios que se han ido sumando recientemente al mundo de los negocios electrónicos.
– Primero, jamás conectarse a través de redes inseguras (WiFi en lugares públicos, por ejemplo).
– Evitar acceder directamente a links enviados por correo electrónico.
– Nunca entregar datos a terceros, claves ni coordenadas de tarjetas de débito u otros dispositivos de seguridad.
– Y, sobre todo, al navegar y antes de realizar las transacciones, fijarse que se está efectivamente dentro del sitio real del oferente revisando la dirección que aparece en el navegador y, al momento de realizar transacciones, verificar que esté la figura del candado a un costado de la URL, que indica que existen sistemas de encriptación en ese sitio.
La masificación de los dispositivos móviles, con todas las virtudes que tiene, marca también la tendencia a nuevos riesgos. Esto se debe a que existe un menor nivel de medidas de seguridad por parte de los usuarios al usar sus teléfonos inteligentes, respecto de las que tomarían, por ejemplo, con sus computadoras. Esto hace que los aparatos móviles se estén transformando en un blanco natural para los ciberdelincuentes. Más allá de eso, podemos subrayar las medidas mínimas que deberíamos considerar siempre que usamos tablets o smartphones para realizar transacciones.
– No descargar aplicaciones móviles desde sitios que no sean 100% confiables, ya que muchas de ellas contienen algún tipo de malware que buscará capturar nuestros datos y password al momento de realizar las transacciones electrónicas.
– Asimismo, jamás abrir mensajes de texto de números desconocidos, ni menos hacer clic en los links que contengan; lo propio para correos electrónicos, ya que en estos casos podemos estar abriendo el camino para todo tipo de troyanos y gusanos, con todo lo que ello implica para nuestros datos personales. El riesgo aumenta aún más si nos conectamos a redes inalámbricas públicas.
La buena noticia es que, a pesar que los riesgos han aumentado y son más complejos, dada la diversidad de plataformas y dispositivos existentes y el gran volumen de datos que hoy circula en la Red – y que seguirá creciendo exponencialmente-, actualmente hay alternativas de resguardo más confiables. Estas soluciones más robustas, para resguardar las transacciones electrónicas y evitar el robo de datos e identidad, representan un peldaño evolutivo en este ámbito.
Lo anterior se debe fundamentalmente a la consolidación de los servicios basados en la nube, los cuales permiten a las organizaciones de todo tamaño acceder a soluciones del más alto nivel, las cuales proveen sistemas de resguardo más inteligentes. Esta nueva generación de soluciones es capaz de procesar grandes volúmenes de datos y transacciones en tiempo real, estableciendo y correlacionando patrones, obteniendo información de contexto y detectando cualquier anomalía con gran rapidez, lo que facilita la implementación de medidas paliativas apropiadas.
De alguna manera, el crecimiento del comercio electrónico y su cada vez mayor importancia dentro del conjunto total de las ventas nos indica que estamos en un camino irreversible, en donde las malas noticias no alcanzarán nunca a superar a las buenas.