Semperti, La transformación digital es un cambio cultural, no sólo tecnológico
Cuando uno compra algo en Amazon en los Estados Unidos y llega en un día, eso requiere de una logística acorde que acompañe al negocio. Lo que ellos inventaron es un sistema para tener costo variable en la última milla de la entrega, que es la más cara. ¿Cómo lo hacen? Buscan a gente común de los diferentes pueblos, que se postulan para distribuir productos de Amazon a demanda y con eso ganan un extra, como un Uber de paquetes. Los productos los pasan a buscar por un centro de distribución de la zona y ellos los reparten. Por eso la última milla pasó a ser un costo variable, porque solamente lo tienen y lo pagan cuando hay productos para repartir en la zona. Eso no es tecnología, es inventar nuevos procesos que involucran desde el click de la compra hasta la entrega. Esta es la verdadera trasformación digital.
La versión más rústica de la transformación digital es plantear e-commerce y su versión mobile o las aplicaciones en la nube. Pero esa es una porción ínfima, un tímido primer paso, cuando la realidad es que esto involucra a todos los procesos, es un cambio cultural de proporciones gigantescas. Filosóficamente nos lleva a pensar que en pocos años muchos paradigmas del trabajo se volverán obsoletos y serán reemplazados por nuevas formas de ver y hacer.
Es cierto que la transformación digital implica utilizar la tecnología para optimizar los procesos, para mejorar la experiencia del usuario o reinventar el modelo de negocios. Son los tres caminos que existen y que algunas empresas están tomando para el afrontar el cambio.
Claro que algunas empresas ya nacen digitales, no necesitan ese tipo transformación. Sacan productos cada 15 días y no les importa si el producto tiene algún bug y lo tienen que rehacer. Tienen una concepción de un time to market inmediato.
Más allá de ello, queda un profundo trabajo por realizar en nuestro país para que la tecnología que acompaña esta cuestión sea vista como una inversión que hace a la supervivencia de las empresas en otro entorno, que en pocos años será una realidad mundial.
Un ejemplo sencillo sobre el cambio es la actitud de los millenials frente a las marcas. Antes las personas elegían un banco y el 80% de los no lo cambiaba en toda su vida. Ahora, los millenials usan la plataforma de tal para pagar tal cosa, la plataforma de otro para pagar tal otra, y así sucesivamente. Le creen más a Mercado Libre o Amazon que a los bancos. Esa es la población que está empezando a consumir más, mucha gente de 30 años que está en un pico de consumo y que busca otro tipo de atención: la inmediatez, no hacer cola, la que tenga las cosas fáciles con un click.
En la Argentina hay empresas en el área de banca y salud que están llevando a cabo las bases fundacionales para ir hacia la transformación digital, pero aún es un proceso que involucra a pocos actores y de largo plazo.
El Estado también tiene su parte en esta ecuación, ya que se deben recuperar años de inversión tecnológica perdidos que nos dejaron en los subsuelos de los ránkings de conexión y cobertura 4G de la región. Somos el país que más usa Facebook en Latinoamérica, pero el que peor conexión tiene. O sea, tenemos una cantidad de clientes preadaptados a la transformación digital y una infraestructura que tendrá que aggiornarse rápidamente. Al fin y al cabo, el cliente manda…y vota.