Opinión

Integración de proveedores: clave para optimizar costos de una empresa

Una orquesta se compone de varios elementos: instrumentos de cuerda y viento, piano, percusión. Todos estos elementos, actuando de manera desordenada y sin integración, no formarán un espectáculo musical. Es decir, sin un director capaz de ordenar la acción de cada miembro, la orquesta no funciona.

Hoy, este es el desafío para muchos gerentes de tecnología. Al igual que una orquesta, una empresa necesita varios proveedores de servicios para funcionar bien: soluciones de almacenamiento en la nube, herramientas de colaboración, redes LAN y SD-WAN, conexiones locales, servicios de conectividad para facilitar el trabajo remoto, entre otras.

Si cada uno de estos servicios funciona de forma autónoma y sin interacción, el sector tecnológico simplemente puede convertirse en un multiplicador de gastos dentro de la empresa. Después de todo, diferentes proveedores pueden cobrar por servicios iguales que no siempre se utilizarán. Sin una visión clara del papel de cada proveedor dentro del ecosistema de TI, la empresa está sujeta a este tipo de redundancias.

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Una encuesta realizada por Gartner muestra que esto será una necesidad para el 50% de las grandes empresas para 2022, y esto se refleja en lo que vemos hoy en el mercado: grandes empresas que buscan proveedores que integran diferentes tecnologías, servicios y contratos. En otras palabras, grandes empresas que buscan un “director de orquesta” de TI.

Una buena respuesta para esto puede ser la integración de todos los proveedores con la llamada Multisourcing Services Integration (MSI, por sus siglas en inglés). Una sola compañía regirá todos los contratos con los proveedores de servicios del cliente, incluidos los KPI, las relaciones, el gobierno de datos, entre otros. La compañía que contrata MSI tiene una visión holística de todos sus servidores a través de una interfaz única y simple, utilizando las mejores prácticas y herramientas para la gestión de servicios de TI (ITSM).

MSI tiene la capacidad de racionalizar los costos de la compañía, y esto ocurre en tres fases: primero, eliminando demoras y duplicación de servicios, lo que puede generar una reducción significativa en los gastos, así como mejorar la eficiencia operativa. Con esto, es posible reasignar los recursos que se gastaron en esta duplicación a lo que realmente importa, es decir, invertir en el negocio principal de la compañía; así, a la larga, la eficiencia operativa de la organización evoluciona con el desarrollo de servicios, una mayor transparencia y confianza en el mercado.

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