Qué es IoT y por qué también es un asunto de Pymes
IoT (por sus siglas en inglés, Internet of Things, o Internet de las Cosas) es un concepto que se refiere básicamente a cosas conectadas entre sí, intercambiando datos e información sin la necesidad de un ser humano que medie entre ellas.
Por ejemplo, un lavarropas que puede detectar cuándo ya no hay más jabón y hacer un pedido online para que lo envíen a domicilio. Y no es algo ‘futurista’. Ese lavarropas existe hace ya unos cuatro años (resultado de un acuerdo entre una de las marcas de electrodomésticos más grandes del mundo y el gigante estadounidense de Comercio Electrónico). Lo mismo ocurre con otros electrodomésticos y sistemas de uso hogareño que existen gracias a la IoT (robots que aspiran solos, sistemas de climatización, de seguridad, de riego, de iluminación, entre varios otros) y que hacen que “Los Supersónicos” ya no sean unos dibujitos de “ciencia ficción” (comentario para mayores de 30. Los menores, ‘gugleen’). Para este 2020 diversas estimaciones calculan que habrá en todo el mundo alrededor de 25 mil millones de objetos conectados. IDC incluso eleva esa estimación a 32 mil millones.
Internet de las Cosas también tiene múltiples usos industriales con ventajas varias: procesos de producción más eficientes, mayores niveles de seguridad y empleados más preparados y con mayor nivel de conocimiento en los oficios y profesiones “del futuro”.
En un proceso de manufacturación o logística en el que típicamente se emplea mucho tiempo en controlar una máquina (que se supone tiene que ahorrar trabajo), la tecnología IoT permite que sean otras máquinas las que controlan a esas máquinas. Por ejemplo, los containers que llegan con mercancía a un puerto, conectados con dispositivos IoT a una computadora, pueden ir transmitiendo datos importantes como tipo de mercancía que contienen, ubicación actual, peso, humedad, temperatura, entre otros.
Si Sócrates dejó como máxima ‘Solo sé que nada sé’, este mundo 4.0 dejará como máxima “Todo puede ser (y será) digitalizado”. Y todo lo que esté digitalizado puede entrar dentro de la órbita del IoT. Datos transmitidos desde un objeto a otro para ejecutar una función. Objetos conscientes de su entorno que interactúan con otros objetos o con animales y personas. Internet de las Cosas será Internet de Todas las Cosas.
¿Cuál es el objetivo? Eficiencia. La eterna lucha entre productividad y ocio. Ser más productivos en menor cantidad de tiempo, generar más riqueza y de esa manera, disfrutar más del tiempo de ocio. Aunque esa teoría tiene sus puntos “frágiles” al ser aplicada en humanos y despierta no pocas polémicas, la búsqueda de la eficiencia, para lo que se quiera usar el tiempo que sobra, es incuestionable. La simplificación y optimización de procesos tiene un impacto directo en la calidad del producto y su llegada al mercado, sin aumentar -e incluso reduciendo- costos. Todas ellas características además de muy deseables, especialmente críticas para las Pymes, que enfrentan los mismos desafíos de mercado que las empresas más grandes, pero con recursos menores. La implementación de las nuevas tecnologías achica esa brecha.
La inversión en tecnología no solo le permite a una Pyme competir con las grandes empresas, a un costo muy alcanzable. Sino que es lo que les va a permitir sobrevivir en un mundo globalizado y digitalizado con consumidores que tienen en la palma de su mano múltiples ofertas y la capacidad de elegir y comprar con solo tocar una pantalla.
La transformación digital es una necesidad crítica e impostergable para una Pyme. Pero con una ventaja adicional: estas empresas son potencialmente más ágiles y capaces de absorber y responder más rápidamente a las nuevas tecnologías que sus competidores más grandes.
Y dentro de esa transformación digital, el IoT ocupa un lugar central. Porque permite gestionar uno de los activos más preciados en el mundo hoy: la información. Sea en procesos internos (trazabilidad completa en tiempo real de stock de insumos, fabricación, estado de las máquinas, stock de productos terminados, logística y salida al mercado, solamente con objetos transmitiendo directamente a los sistemas, que permite a empleados tomar decisiones a cada momento), o en la relación de la empresa con el cliente (por ejemplo, saber cuántos de sus productos están en góndolas y conectarse con los consumidores que los compran ofreciéndole promociones especiales bajándose la aplicación de la empresa y escaneando el producto, estableciendo así una relación directa y permitiendo mejorar la experiencia de cada cliente).
La implementación de IoT y la transformación digital no garantizará el éxito de una empresa. Eso seguirá dependiendo de seres humanos y de las decisiones que tomen. Pero no contar con la información que aporta la tecnología y la digitalización para tomar esas decisiones definitivamente será una seria desventaja.