Opinión

Más allá del software, innovación inhouse

“La única forma de tener buenas ideas es tener muchas ideas” es una frase que se le atribuye al investigador norteamericano Linus Pauling, la única persona en el mundo que fue reconocida con el Premio Nobel de Química en 1954 y Nobel de la Paz en 1962. Sus palabras recobran vitalidad ahora porque en la mayoría de las compañías, sin importar el tamaño o la actividad, los organigramas y formas de gestión impiden el desarrollo de nuevas ideas o bien la identificación de talentos dentro de las empresas.

La creación de una plataforma de innovación dentro de Seidor, nos permite ofrecer servicios de soluciones innovadoras para volcar ideas, aprendizajes previos y en el que se pueden diseñar y gestionar prototipos de producto (producto mínimo viable). En definitiva, es un laboratorio para canalizar el flujo de ideas que surgen en el marco de un cliente o prospecta y que de otra manera las compañías no las pueden encausar.

Este espacio sirve hacia adentro y hacia afuera del cliente, es la posibilidad del manejo de ideas de manera sistematizada y ordenada, como una burbuja para llevar las ideas que se quieren desarrollar. Al mismo tiempo a través de una metodología de trabajo invitamos a los clientes a participar de este espacio de innovación.

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Nos dimos cuenta que en todas las empresas hay un gen emprendedor, solo que hay que activarlo, despertarlo de una larga siesta. En muchos casos vemos cómo las empresas se alejan de los pilares emprendedores, sobre todo cuando crecen, evolucionan y se vuelven más operativas y menos pensantes.

En muchas ocasiones sucede que ciertos organigramas y formas de gestión de las empresas impiden el desarrollo de ideas o bien la identificación de talentos dentro de sus ámbitos de trabajo. Por eso este espacio reconoce las buenas ideas y convierte a los participantes en socios de ese proyecto además de un premio que le puede otorgar la compañía.

Para nosotros el proceso de innovación puede tener tres capas: la cultural, que impacta en la forma de ser de la compañía, la estratégica, que define los caminos a tomar para alcanzar un objetivo y la estructural, que da forma a los recursos con los que se cuenta. Por ejemplo, con esta iniciativa desmitificamos la idea de la oficina física como espacio estructural para innovar: lo que impulsa la innovación no es una silla y un escritorio, sino un sistema que promueve la creatividad. No tenemos que imaginar un espacio físico con un centro de costo y un gerente.

A las empresas en general, y algunas categorías en particular, se les torna muy frustrante esta necesidad de navegar la incertidumbre que se vive. Además, cuando nos piden ayuda se dan cuenta que el mundo de las ideas es muy ambiguo, complejo y que necesita ser organizado para priorizar y evitar que se descarte alguna idea importante.

En este contexto la oficina de innovación es el lugar donde depositar el riesgo, el desorden de la organización para darle un ámbito especial de convivencia. Pero también es de aprendizaje: sabiendo que la probabilidad de fracaso es alta, los innovadores aprendieron que el único camino viable para bajar el riesgo es reducir su impacto. Por eso trabajamos bajo la modalidad que comúnmente se conoce como fallar rápido y barato: es la antesala para prepararse al mundo VICA, donde rigen la volatilidad, incertidumbre, complejidad y ambigüedad.

Desde nuestra mirada una estrategia que impulsa la innovación tiene, al menos, tres características reconocibles: trabaja en pequeños lotes (gestiona el riesgo bajando el impacto de la falla), provee un criterio de asignación de recursos que tiene en cuenta el aprendizaje e invierte en prototipos como herramientas de medición.

De esta manera, todo el trabajo de la Oficina de Innovación se estructura alrededor de desafíos con el cliente o prospect y cada uno tiene una fecha límite. Se construyen canales por dónde llegan las ideas, se fija un día para la demostración y se traza un camino para el desarrollo del proyecto. Bajo este planteo a la Oficina de Innovación llega un pedido de cambio de mercado, un diagnóstico de que un producto quedó fuera de presupuesto por su alto costo o simplemente la necesidad de hacer eficiente la experiencia del cliente. En la última instancia se verá si el camino elegido es una solución informática, una tecnología disponible, un cambio de proceso o subir algún escalón de la transformación digital.

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